Belén Martínez analista social
Salam, Kunduz
Durante el bloqueo criminal que diezmó la población iraquí, las niñas y niños que participaban en las manifestaciones que se llevaban a cabo en Jordania gritaban: «Mrs Thatcher, Milk Snatcher» (Sra. Thatcher, ladrona de leche). Según la FAO, en cinco años, llegaron a morir 560.000 personas a causa del bloqueo bendecido por la comunidad internacional. Entonces, el silencio en la prensa internacional era casi unánime. Y es que las guerras no se libran en un solo frente. Irak continúa desangrándose y resistiendo. Y el `mundo libre' ya no recuerda al soldado americano bebiendo un trago de Jack Daniel's después de rematar a un hombre malherido en el interior de una mezquita de Faluya...
La ISAF (fuerzas armadas de la OTAN en Afganistán) mata a más de un centenar de personas en la provincia de Kunduz. ¿Error? ¿Daños colaterales? En aquel lugar, la vida humana no vale nada. La muerte ha sido banalizada.
La propaganda contra el terrorismo legitimó la invasión, que significaba condenar a muerte al pueblo afgano. Occidente se convertía en garante de la libertad de las mujeres afganas, que no tendrían que soportar nunca más la burka. Bombas de racimo fueron sembradas a lo largo de la geografía afgana, mientras se repartían flores entre las mujeres de Kabul.
Debido a las bajas producidas en el seno de las fuerzas ocupantes, Kouchner propone un diálogo con los talibanes «moderados». Sin embargo, a Zapatero no le parece suficiente el número de militares españoles allí destinados (unos 1.230). «Enviaremos más tropas si es necesario, y es probable que sea necesario... en torno a 200 efectivos». Otra flor para las mujeres de Kabul.