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Crónica | Juicio por amianto contra Kaefer

«Hay que luchar hasta el final, hay muchos afectados»

La vista judicial en demanda del recargo de prestaciones contra la empresa Kaefer Aislamientos, de Arrigorriaga, por no haber garantizado la seguridad y la salud del trabajador Eusebio Pabola quedó pospuesta. El ex trabajador se encuentra con un cáncer terminal por el amianto.

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Juanjo BASTERRA

De nuevo, el Palacio de Justicia de Bilbo dejó helados y mudos de impotencia a quienes a acompañaron a Eusebio Pabola, afiliado a CCOO de Euskadi y víctima del amianto, al suspenderse el juicio por recargo de prestaciones debido a la falta de medidas de seguridad contra la empresa Kaefer Aislamientos, de Arrigorriaga. En un intento de dilatar el proceso, la empresa consiguió que la jueza aceptase posponerlo para analizar los resultados de los controles que asegura que se realizaron a los trabajadores, aunque Osalan ya ha confirmado que no existen análisis específicos a la plantilla sobre el efecto del amianto en la salud de los trabajadores.

Lo grave de la situación es que este veterano sindicalista y luchador lleva desde antes del año 2000 con problemas importantes de salud por culpa del mineral cancerígeno, como explicó ya hace ocho años en una entrevista en este diario. Iba a los buques a «forrarlos de amianto», como recordó ayer una conocida de él ante la puerta del Juzgado de los Social número 7 ante la impotencia por la decisión judicial.

Pabola comenzó a trabajar en 1971 en Kaefer Aislamientos como calorifugador, teniendo durante los primeros años contacto directo con diferentes clases de amianto. Comenzó con patologías respiratorias en 1989, y en 2000 se vio afectado por placas pleurales, que le conllevaron la asbestosis hasta el mesotelioma pleural que padece en este momento. Hasta el año 2006, como recordó a GARA ayer, no le declararon la enfermedad profesional «después de dar muchas vueltas».

Eusebio Pabola no enmudeció pese al revés que obtuvo en el Juzgado de lo Social. «Lo que habría que hacer es meter mano a las empresas, pero no lo quieren hacer. Lo que quieren es que al final se muera el afectado y luego ya veremos lo que pasa. Este tipo de juicios son una vergüenza. Que tenga que andar mendigando. No hay Justicia en este país».

Recordó, por otro lado, que «he tenido actos de conciliación con la empresa pero, o no se presentaba o no aceptaba el daño que me había causado por trabajar en la misma sin prevención ni seguridad».

Eusebio Pabola resiste a la enfermedad por su espíritu luchador, como reconoce, pero también porque lleva incrustado en el cuerpo una bomba de morfina, que recarga cada quince días en el Hospital de Navarra, para evitar el dolor.

«Hay otros, desde luego, que están peor que yo», explica este ex trabajador, que en estos momentos padece ya un mesotelioma pleural, un cáncer irreversible. «Hay que luchar lo que se pueda para la gente que viene detrás y los muchos que van a aparecer con esta enfermedad debido a la falta de seguridad y prevención de las empresas que trabajaron con amianto, que son muchas. A ver si se hace justicia para todos», explica.

A la luz

El sabe, igual que otros afectados, que tiene ya firmada la sentencia de muerte, porque el mesotelioma «te lleva en poco tiempo», recuerda amargamente Jesús Uzkudun, responsable de CCOO en el área de Salud Laboral y experto conocedor de las consecuencias del amianto.

Como está acreditado, Kaefer Aislamientos, registrada oficialmente en el Registro de Empresas de Amianto (RERA), «no promovió una vigilancia de la salud adecuada ante la actividad con productos cancerígenos, ni comunicó la enfermedad profesional detectada», como recordó también Uzkudun a las puertas del Juzgado de lo Social de Bilbo. «Una vigilancia de la salud adecuada hubiera permitido la prevención precoz de la grave enfermedad cancerígena, pero eso no importa a los empresarios», se lamentó. «Se habla mucho de la epidemia de la `gripe A'; el amianto sí que es una epidemia. Por suerte para los afectados, en este momento están saliendo a la luz los casos, pero hay muchos que han muerto y morirán en silencio por la falta de medidas de prevención», precisó el sindicalista.

 

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