Socorro Rojo Internacional (SRI), que atiende a los presos de SRI, del PCE (r) y de los GRAPO, hizo público un nuevo informe, en el que denuncia las «vueltas de tuerca represivas» aplicadas contra los prisioneros políticos de dichas organizaciones.

En su comunicado, SRI censura las acometidas contra los prisioneros, entre las que cita el endurecimiento de las medidas de aislamiento o las carencias en la atención de las diversas enfermedades que padecen algunos de los presos.

Socorro Rojo señala los casos de Juan García Martín, Marcos Martín Ponce e Israel Clemente López, quienes han sido catalogados como «núcleo duro», con las medidas de aislamiento que ello conlleva. Una de ellas es los continuos traslados a los que son sometidos, tras los cuales «se les aplica doble aislamiento o la dispersión entre prisioneros» para evitar que coincidan en la misma cárcel, con el fin de que «el encuentro entre ellos no pueda ser ni casual».

Además, el informe constata la «denegación general de derechos anteriormente contemplados» para los presos de dichas organizaciones. En este sentido, SRI critica la anulación de los «vis a vis con amigos y familiares no consanguíneos», la negación del derecho a recibir todo tipo de publicaciones, así como «todo tipo de trabas para las relaciones entre presos políticos».

Desatención médica

Por otra parte, el informe de la organización refleja la desatención médica que sufren algunos de los prisioneros antifascistas gravemente enfermos.

Socorro Rojo recuerda los casos de dos de ellos. Carmela Muñoz Martínez, militante del PCE (r) que lleva ya 27 años encarcelada y sufre un cáncer de mama. Sus compañeros indican que «a pesar de la gravedad» de su enfermedad, «la atención médica es mínima». Agregan que «hace un año que el médico de su módulo no le visita». Asimismo, aseguran que «todo ello está denunciado a la Subdirección Médica» pero que, «por el momento, no se ha recibido respuesta alguna».

Además, se refieren al caso del preso Manuel Pérez Martínez, del PCE (r), quien ha cumplido ya 17 años en prisión y «se está quedando ciego». Concretan que 9 de esos años los ha pasado a la espera de una operación, sin que haya «tedido ninguna atención médica».

Socorro Rojo Internacional apunta que todos estos hechos se producen al mismo tiempo que «nos han bombardeado con guerra sucia contra la solidaridad hacia los presos y represaliados políticos».