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VUELTA 13ª etapa

El podio se redefine por eliminación

Evans, Danielson, Cunego y, en menor medida, Samuel Sánchez, fueron los damnificados de una dura jornada que devuelve a Basso a posiciones de podio. David Moncoutié fue el vencedor en Sierra Nevada, culminando una larga escapada.

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A.U.L. |

Si se mantiene la progresión, la Vuelta puede despedirse de tierras andaluzas con una gran etapa. Tras la llegada a Velefique, con los gallos demasiado conservadores, la carrera dio ayer un paso de calidad. Tampoco se vieron hachazos entre los favoritos, pero sí muchos movimientos que endurecieron la jornada, desfallecimientos, reacciones e incidentes que redefinieron el podio. Hoy puede llegar el remate.

Sobre todo porque supone el tercer gran esfuerzo consecutivo en una carrera que se está decidiendo por eliminación. Ayer enredaron, y mucho, los peones, mientras la táctica de los líderes pasó por aguantar. Algo que no es poco cuando el desgaste se acumula y que no está al alcance de todos. Ayer no lo hizo Danielson; tampoco Cadel Evans, aunque en el caso del australiano, que se cae del podio, buena parte de la responsabilidad hay que achacársela al pinchazo que sufrió en plena ascensión. Como mal menor hay que considerar los segundos que cedió Samuel Sánchez en línea de meta, teniendo en cuenta lo complicada que se le puso la carrera, cuando se descolgaba del grupo de favoritos en Monachil. El asturiano protagonizó una gran reacción y, con la ayuda de sus compañeros, minimizó considerablemente los daños.

Los «currelas», no sólo los de Euskaltel, tuvieron mucho que decir en la jornada. Todos los líderes metieron gente en la numerosísima escapada que encabezó la carrera casi desde inicio. Había aventureros pero, sobre todo, gregarios de primera línea como Juanma Garate, Roman Kreuziger, Igor Antón, Egoi Martínez, Amets Txurruka o Joaquim Rodríguez, que incluso -como también lo haría Dani Navarro-, llegó a liderar la prueba de forma virtual. De ahí que Caisse d'Epargne se tomara la cosa con especial calma y fuera finalmente Euskaltel el que se responsabilizara de limar unas diferencias que rondaron el cuarto de hora.

Para cuando la etapa llegó a los kilómetros decisivos, con los ascensos a Monachil y Sierra Nevada, el grupo de cabeza había saltado en mil pedazos y las batallas se dividieron. David Moncoutié se marchaba por delante en busca de la etapa; los lugartenientes miraban ya al reducidísimo grupo de favoritos, bien para echar más leña en el caso de Rabobank, Liquigas o Caisse d'Epargne, bien para colaborar con los que empezaban a sufrir. Fue el caso de Samuel Sánchez, al que le vino de perlas la ayuda de sus compañeros; no el de Cadel Evans que, incomprensiblemente, no mandaba frenar a Francis De Greef cuando, a punto de coronar Monachil, y con Sánchez, Danielson y Cunego descolgados, sufría un pinchazo.

Lo lamentó, y mucho. El australiano ya no pudo contactar con el grupo de Valverde, Gesink, Basso -el nuevo podio- y Mosquera, que sigue a más, e incluso vio cómo Samuel Sánchez le superaba. La cara opuesta fue la del líder, que rascó algunos segundillos de bonificación, al cruzar la línea de meta tras Ezequiel Mosquera y un David Moncoutié que, con su espectacular triunfo en Sierra Nevada -coronó en cabeza todos los puertos de la jornada- ponía el broche de oro a una carrera que está a punto de acabar.

Sexto fue, finalmente, Samuel Sánchez, que reconoció haber pasado «un infierno» en Monachil. «Pasé un momento muy malo, pero gracias al equipo pude recuperar y salvar la etapa mejor de lo esperado. Si no fuese por los compañeros, aún estaría subiendo», admitió el asturiano, que ve a Valverde, Gesink, Mosquera y Basso «un punto por encima». El líder, por su parte, se felicitó por «haber alejado a Evans, que era el que más cerca estaba y el más peligroso para la última contrarreloj. Ahora, a 1'33'', me deja más tranquilo», confesó Valverde.

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