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CRÓNICA I Derbi entre Biarritz y Baiona an Anoeta

Turno para la fiesta rojiblanca en un estadio pleno de colorido

Ambientazo!!!! Consejo para quien no estuviera ayer en Anoeta, la próxima vez no se lo pierdan. Fue una fecha de esas que todo buen aficionado al deporte guarda celosamente en el cofre de su memoria. Y eso que el juego fue malo.

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Imanol INTZIARTE I

Cualquier turista despistado que haya aparecido por Donostia durante las últimas semanas necesitará una explicación. Una ciudad que un día se despereza bañada de celeste y blanco, otro de azul y blanco, y un tercero como el de ayer donde predomina el rojiblanco. Sin contar la policromía de las regatas de traineras. Para volverse loco.

El caso es que tocaba rugby. Del mejor, y además derbi. Biarritz Olympique ejercía de local ante el Aviron de Baiona. Tomen un mapa del Estado francés. Un territorio enorme. Catorce equipos militan en su competición más importante. Pues bien, dos de ellos son vascos y están separados por tan sólo ocho kilómetros. ¿Alguien da más?

Más de los esperados

Los biarrotarras exhibían en la grada su superioridad numérica, que era no obstante inferior a la esperada. Fueron muchos más de los esperados los hinchas capitalinos que acudieron al choque, lo que dio si cabe más interés al espectáculo. Se notó desde la mañana en las inmediaciones del estadio, con numerosas cuadrillas de ambos equipos -incluso parejas, él de rojiblanco y ella de albiceleste, o viceversa- haciendo la ronda.

Dan fe de ello los establecimientos hosteleros, que hacen una inesperada y jugosa caja. Nunca llueve a gusto de todos y la otra cara de la moneda se vive en ambas localidades labortanas, donde existe malestar ante estos desplazamientos.

Estaba en juego, una vez más, la supremacía en el rugby vasco entre dos equipos que hacen gala de tal condición y que incluso, en ocasiones, tratan de negársela al contrario. Sirva una anécdota llegada desde la villa costera. Esta semana, en un cartel de la sede del Biarritz Olympique-Pays Basque, alguien se llevó la y, leyéndose así la expresión Pas Basque (No Vasco).

Sin embargo, que nadie piense que esta rivalidad se traslada a la grada de forma agresiva. Es rugby, un deporte de brutos para caballeros, según antigua definición que se cumple casi siempre. Aplaudir a los propios pero respetando siempre al rival. De esta manera, la confraternización entre ambas aficiones fue la norma antes, durante y después del choque.

Al principio, los visitantes, apoyándose en el mejor juego de su equipo, se dejaban oír casi más que los locales. Hubo que esperar hasta casi el descanso, cuando el Aviron se quedó momentáneamente en inferioridad numérica, para escuchar de manera nítida el célebre "Allez BO» de los de Aguilera.

El marcador se mantenía en equilibrio y, por ende, también había empate en la grada. Las dos mascotas, Pottoka, del Aviron y Geronimo, el indio del Biarritz, mantenían también su particular duelo.

Los ánimos se caldearon algunos grados con el placaje al cuello del local Taele al visitante Elhorga. Roja directa para el primero y cambio por lesión para el segundo. Un detalle que da medida de la idiosincrasia de este deporte es que muchos hinchas del Biarritz le aplaudieron cuando era retirado en camilla.

Quedarse en inferioridad sobre el verde espoleó a la hinchada del Biarritz Olympique, que además veía cómo su equipo mantenía e incluso aumentaba la ventaja en el marcador. En el bando contrario, Pottoka se esforzaba en elevar los ánimos con sus cabriolas sobre la pista de atletismo.

Era en vano. Mientras los aplaudidores rojos y blancos no cesaban de entrechocarse, las caras de circunstancias eran la tónica entre los de Baiona. «BO, BO. BO...», resonaba Anoeta.

Esta jornada, Biarritz sacará pecho y dirá que es el mejor equipo vasco. Pero queda mucha liga y una segunda vuelta donde volverán a verse las caras. Será, otra vez, la gran fiesta de este bello deporte.

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