«El gusto del mercado por la patata ha cambiado y se prima más su aspecto que su sabor»
Doctor en Ciencias Biológicas, es el responsable del Programa de Mejora Genética y Banco de Germoplasma de Neiker-Tecnalia. El «huerto-laboratorio» de Arkaute (Araba) en el que investiga ha «sembrado» tres nuevas variedades de patata, que ayer hicieron su presentación pública. Es el fruto del semillero que guardan estas instalaciones, referente a nivel del Estado español.
Joseba VIVANCO
Holanda no sólo es la tierra de los tulipanes, sino también de las principales nuevas variedades de patata. Pero cerca del puerto alavés de Opakua, la granja de Arkaute se abre hueco cada día en este exigente mercado: ayer presentó tres nuevos tubérculos que esperan seguir la exitosa estela de Nagore y Zorba, sus patatas estrella.
Neiker alumbra tres nuevas variedades de patata. ¿Con qué nombres las han bautizado?
Efectivamente, se trata de tres nuevas variedades que se han enviado al registro de la Sociedad Española de Variedades Vegetales. Y sus nombres son Harana, Mirari y Leire.
No sé si poner nombre a los nuevos tubérculos es lo más sencillo de todo el proceso...
Pues no es tan fácil. El Registro te pone una serie de condiciones, como que tengan dos letras diferentes respecto a las que ya están inscritas. Pero son condicionantes a nivel europeo. Lo que intentamos es que sean nombres relacionados con nombres vascos.
Tres nuevas variedades que, ¿a cuántas más se suman?
La verdad es que presentamos tres nuevas variedades así de un golpe, lo que es bastante para un año. Creo que tenemos ya en torno a las treinta variedades, sacadas desde que comenzaron los trabajos hace unos 50 años. Pero no se trata de sacar variedades porque sí, sino que luego puedan salir al mercado.
Precisamente, en agosto recibieron 110.000 euros correspondientes a los derechos de explotación de las patatas Zorba y Nagore...
Efectivamente, nosotros cobramos unos royalties y estas dos variedades, en concreto, han resultado bien para la industria y han producido bastante cantidad, y eso nos revierte a nosotros un porcentaje para seguir financiando nuestra actividad.
¿Las nuevas variedades vienen a mejorar a las anteriores o tienen características diferentes?
Sí que mejoran las anteriores. Los gustos del mercado van cambiando y si hace unos años la gente no se fijaba tanto en que la patata tuviera un muy buen aspecto, hoy se valora mucho la presencia del tubérculo, que quede reluciente, lo que quizá haya ido en detrimento del sabor. Al final, lo que manda son las exigencias del mercado.
Pero el producto estrella de Neiker es su banco de germoplasma, con variedades de maíz, tomate y judía, pero sobre todo de patata, referencia a nivel del Estado español.
Así es. Actualmente está compuesto por unas 600 variedades y son el punto de origen de toda la mejora genética que hacemos. Lo último ha sido poner todos esos datos en nuestra página web.
Buscar mejoras genéticas a partir de esos cruces, pero salvaguardar también esa variedad de semillas...
Sí. Contamos con variedades antiguas, tanto de aquí como, por ejemplo, de Canarias, que es una zona que mantiene todavía una gran diversidad de patatas. Tenemos cultivares primitivos como la Roja Riñón, que data del siglo XVIII, auténticas reliquias originarias de las primeras introducciones de este tubérculo tras el descubrimiento de América. Curiosamente, son patatas que conservan unas características de sabor que no las tienen las variedades de ahora. Pero, al final, nos tenemos que atener a lo que marcan las distribuidoras y lo que quiere el mercado.
En bancos como éstos, el tubérculo está libre del temido mildiú, un patógeno del que un equipo científico ha descifrado su genoma. ¿Qué supone?
Hombre, el mildiú de la patata fue, por ejemplo, el causante de la gran hambruna irlandesa y hoy sigue causando millonarias pérdidas anuales. Lo que supone es que habrá más herramientas para poder luchar contra él. Una herramienta más que dará sus frutos.
Otro enemigo no sé si serán los cultivos transgénicos. En su caso, que trabajan en la mejora de cultivos, ¿cómo observan este debate social y científico?
Lo que nosotros hacemos en Neiker es totalmente natural, unos cruzamientos como los que podía hacer Mendel con sus guisantes. Mi opinión es que en su día algunos pensaron que los transgénicos podían tener un tirón importante, y lo han tenido en el caso de algunos cultivos, pero en casos como el de la patata se han hecho intentonas que no han resultado, porque los consumidores no lo aceptan. En este caso concreto de la patata, esto es algo que se ha desechado.
«Estas tres nuevas variedades que presentamos ahora, Harana, Mirari y Leire, se suman a la treintena que hemos sacado en los últimos 50 años»