Lo democrático es que decidan los escoceses
El documento «Choosing Scotland's Future», elaborado por el actual Gobierno escocés en 2007, recoge el camino a recorrer hasta la independencia de Escocia, opción del partido en el Gobierno, SNP. La convocatoria de un referéndum sobre la independencia del país es el principal objetivo táctico de ese partido para la nueva fase política, tal y como anunció su líder y primer ministro de Escocia, Alex Salmond, a comienzos de septiembre.
El primer paso para avanzar hacia ese objetivo es la aprobación en el Parlamento de Edimburgo de la propuesta de convocatoria de referéndum, lo cual no parece nada claro que se vaya a producir dada la correlación de las fuerzas parlamentarias, desfavorable al partido gobernante. No obstante, existen dos factores a tener en cuenta en la pronunciación del Parlamento. Rechazar el referéndum significa negar a los ciudadanos la posibilidad de decidir directamente sobre el futuro que desean para su país. La opción proclamada por el SNP es la independencia, pero el hecho de convocar un referéndum de autodeterminación no significa avalar esa opción, sino un ejercicio de elemental democracia. El segundo factor, de orden táctico, consiste en los cálculos de las fuerzas contrarias a la independencia escocesa para pronunciarse a favor o en contra; es decir, valorar las consecuencias que una negativa a dar luz verde al referéndum podría tener en futuras citas electorales. Cabe recordar que en 1997, cuando un 74% de escoceses votó a favor de recuperar el Parlamento escocés, un 63% se pronunció también a favor de que ese parlamento tuviera competencias fiscales. Parece más claro en cualquier caso que en esos cálculos tendrá más peso el segundo factor que la vocación democrática de esas fuerzas.
El Gobierno escocés se muestra decidido a seguir adelante con el procedimiento que sus votantes le encomendaron con total normalidad democrática. A algunos llamará la atención, aunque no debería, la falta de estridencias en torno a esa cuestión no menor, así como que el Gobierno de Londres se mantenga al margen.