«Arrasate se acaba de unir al club de los 100 litros. Llevamos ya 101». Lo escribía el viernes sobre las 22.00 un aficionado en un foro meteorológico. Y es que si por algo destacó la tormenta de anteayer, además de por los baldes que el cielo descargó sobre Bermeo, Lekeitio y, sobre todo, Baiona, fue porque muchas estaciones vizcainas superaron el centenar de litros de lluvia en 24 horas. Una jornada pasada por agua en buena parte de la costa, también en el interior de Araba, pero que dio paso a una noche en la que el miedo pudo con el sueño; por fortuna, esta vez, los ríos aguantaron.

Curiosamente, el tiempo más adverso se ha convertido de unos años a esta parte en noticia en Euskal Herria. Esta vez ha sido una mal llamada `gota fría', que ha llegado justo cuando muchos ya empezaban a hablar de sequía. Estas lluvias han zanjado ese debate: los embalses del Zadorra acumularon tanta agua como agosto y setiembre juntos. Y, precisamente, fue esa sequedad de la tierra la que evitó los temidos desbordamientos de nuestros ríos. Y ese asumible caudal de los ríos ayudó a que las mareas no agravaran más la situación. Eso, y, la fortuna.

En Getxo, muchos vecinos que aún malsueñan con las inundaciones de junio de 2008, apenas durmieron anteanoche mirando al río Gobela. Si hubiera descargado ahí la cantidad de agua que cayó a sólo seis kilómetros, en Derio (nada menos que 135 l/m2 en 24 horas), la anegación se hubiera repetido.

Ayer, en estas zonas ya escarmentadas por fenómenos como éstos respiraban. En las que se vieron directamente afectadas hacían recuento de daños. El alcalde de Bermeo, Xavier Legarreta, explicaba que las labores de limpieza de la localidad habían concluido, pero que los peores daños se los había llevado el pequeño comercio.

Las previsiones meteorológicas ya avisaron de que las precipitaciones se trasladaban ayer a Gipuzkoa, donde la lluvia fue más persistente el sábado. En Nafarroa, por ejemplo, la zona con más precipitaciones fue la parte oriental de Baztan -Gorramendi recogió 135 l/m2-. Y en Lapurdi, ayer seguían con las tareas de limpieza tras esos 220 l/m2 en 24 horas que se les vinieron encima a los habitantes de Baiona.

A pesar de que tras la tormenta llegó la calma, ayer el Departamento de Interior de Lakua mantuvo la fase de «vigilancia y seguimiento», sobre todo de los ríos. Las pleamares de ayer y hoy son las mareas más altas del año, las denominadas `mareas vivas', que suelen superar los 5 metros de altura. La de hoy será a las 18.30 y se espera que alcance una altura de 5,08 metros. Debido al agua acumulada en los afluentes, se temía que algunos ríos entraran en contacto con el mar, provocando pequeños desbordamientos. Pero ayer los caudales seguían dentro de los niveles de seguridad.

Otra preocupación de las administraciones son los posibles desprendimientos que puedan darse en los próximos días en las carreteras de la costa.

En cualquier caso, lo peor ha pasado y las previsiones meteorológicas anuncian a partir del miércoles la llegada del conocido como veranillo de San Miguel, o del membrillo, un supuesto fenómeno que eleva la temperatura durante los últimos días del verano y primeros del otoño. Y es que como recuerda el dicho, el verano de San Miguel, faltará muy rara vez.