«Quiero trabajar, no acepto la indemnización de Rothenberger»
Diez años aguantó trabajando a través de una ETT en Rothenberger de Abadiño hasta que hace dos años le hicieron fijo. De poco le ha servido, porque en julio le dieron la carta de despido, un despido improcedente, que le reportará una indemnización de 45 días por año, pero afirma que «no quiero el dinero, quiero trabajar». La plantilla se moviliza cada miércoles en solidaridad con Ibarloza.
Juanjo BASTERRA
La dirección de la multinacional alemana Rothenberger, fabricante de herramientas de mano para fontanería profesional, está recortando plantilla en sus plantas de Abadiño y Gasteiz. Lo que fue un expediente de regulación y, más tarde, salidas de prejubilaciones voluntarias se ha convertido en despidos directos a cuatro trabajadores de la planta vizcaina y uno de la alavesa. Los despidos, «injustificados» a juicio del comité, recaen en cuatro afiliados de LAB y uno de USO. En julio, la plantilla retuvo a la dirección, una acción que recordó a las que se producían en el Estado francés hace unos meses. Jon Aitor Ibarloza no aceptó el despido improcedente que le ofrece la empresa. Ha acampado frente a la entrada de Rothenberger y recibe el apoyo de los trabajadores, a pesar de los intentos de la dirección de boicotear la solidaridad. La multinacional ha reforzado la seguridad privada, aunque dice que la falta de actividad ha resentido sus cuentas. Ya ha habido un incidente serio porque los vigilantes impidieron la salida de un trabajador al que le cayó ácido en la cara, según relató a GARA un miembro del comité.
Desde el pasado miércoles, acampa a las puertas de la planta de Abadiño. ¿Qué reivindica?
No quiero el dinero que me ofrecen por despido improcedente de 45 días por año trabajado. Lo único que pretendo es seguir en mi puesto de trabajo. Es lo que queremos los trabajadores: trabajar. El despido no está justificado. No me han dicho a qué se debe. Es muy duro.
¿Cuánto tiempo lleva en la empresa?
Trabajé diez años en Rothenberger a través de empresas de trabajo temporal, pero llevo ya dos años fijo. Luchas toda la vida por conseguir tu puesto de trabajo, para lograr que te hagan fijo, y, cuando lo consigues, te dan la patada. Voy a seguir en la acampada hasta que pueda. Si me echan, me colocaré frente a la empresa para reivindicar que me readmitan, que lo que quiero es trabajar.
¿Cuántos años tiene y en qué puesto trabajaba en Abadiño?
Tengo 48 años y trabajo en el almacén. No he tenido ninguna queja, todo lo contrario.
¿Cree que los empresarios están aprovechando la crisis para despedir con más facilidad?
Sin duda. Y, además, como es mi caso, no guardan las formas, porque unos días antes de que me informaran de la rescisión del contrato a finales de julio, me animaban a continuar en el trabajo. En realidad, creo que es una represalia directa contra LAB por no aceptar todo lo que ellos reclaman. Ni LAB ni ELA aceptamos el expediente de regulación de abril a octubre porque la empresa no quiso incluir una cláusula para que en dos años no hubiera despidos traumáticos. La empresa inició un proceso de salidas y prejubilaciones voluntarias, hasta rebajar la plantilla de 285 a 215 trabajadores entre Abadiño y Gasteiz, pero el 22 de julio nos despidió a cinco directamente.
¿Se encuentra con fuerzas?
Sí, porque tengo el apoyo de mis compañeros y porque creo que los trabajadores también tenemos que hacer frente a estas situaciones. No se puede consentir que después de tantos años trabajando en una empresa, dando todo, te echen a la calle como si fueras un objeto que se puede usar y tirar. No creo que haya derecho y por eso me voy a mantener firme hasta que me readmitan. Quiero trabajar, no quiero el dinero de la indemnización por el despido. Es así de sencillo y duro a la vez.