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ZINEMALDIA

Embarazos reparadores y recolectores de lágrimas

La Sección Oficial acogió ayer dos películas a competición con historias que reflejan realidades diferentes. «Le refuge», de François Ozon, se centra en el embarazo de una drogodependiente que pierde a su pareja y que busca su equilibrio emocional apoyándose en el hermano del que fuera su compañero. Por su parte, «The white meadows», de Mohammad Rasoulof, acerca de manera «clandestina» el sufrimiento de la sociedad iraní a través de su cultura y mitología.

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Ariane KAMIO | DONOSTIA

François Ozon presentó en competición «Le Refuge», una película que transcurre entorno a un embarazo visto, entendido y asimilado de manera diferente. El director aprovechó el embarazo real de Isabelle Carré, la actriz protagonista, para crear un filme acotado a los nueve meses de gestación y que muestra sus vertientes más emocionales.

Los protagonistas de la película son Mousse y Paul, interpretados por Carré y el cantante Louis-Ronan Choisy, y «Le refuge» («El refugio») es una casa en Getaria, en la costa labortana, donde se reencuentran ambos protagonistas plagados de carencias emocionales. Ella, adicta a la heroína, acaba de perder a su novio por una sobredosis y descubre que está embarazada. Él es el hermano del fallecido, cuya familia ha decidido repudiar a Mousse.

«Paul y Mousse son dos personas marginales. Él, homosexual, y ella, embarazada, necesitan crear un vínculo entre ambos. El bebé que espera será el puente que les unirá», explicó Ozon, director de títulos como «Bajo la arena», «8 mujeres» o «Swimming Pool». A su juicio, «la maternidad no siempre es el deseo de tener un hijo, sino que, en este caso, también sirve para guardar un duelo, y mostrar el deseo de ser padre de Paul. Ella cree que, mientras su hijo esté en su interior, está también unida al que fuera su novio, Louis».

Tras la muerte de éste, Paul y Mousse se reencuentran en esa casa de Getari, donde buscan refugio el uno en el otro. Reconstruyen su identidad y se crea entre ellos un momento mágico», explicó.

Isabelle Carré tuvo que hacer frente a la grabación a los siete meses de embarazo y, a pesar de su avanzado estado de gestación, aseguró que no pidió a Ozon que cambiase nada del guión. «Lo único que le pedí fue que el bebé fuera una niña, ya que yo esperaba un hijo», puntualizó.

Ozon ha querido ser «realista» en cuanto al tratamiento del consumo de drogas: «No quería erotizar o embellecer la drogodependencia, pero sí que he querido mostrar ternura entre los personajes. Se ve que se quieren y que existe un vínculo entre ellos». Asimismo, dijo que «Le refuge» es la «contrapelícula» de «Ricky» (presentada hace unos meses en la Berlinale), ya que aquel filme, protagonizado por Sergi López, trataba de un bebé que nace con dos alitas de pollo en la espalda.

Por la mitología iraní

La segunda película a concurso, «The white meadows», del iraní Mohammad Rasoulof, se adentra en el «sufrimiento» de una sociedad marcada por el Gobierno de Mahmud Ahmadineyad. El protagonista es Rahmat, un personaje que lleva treinta años recogiendo las lágrimas de las personas y quien, en su laborioso quehacer, muestra diferentes realidades y sufrimientos que van unidos a la mitología cultura iraní.

«Yo vengo de una tierra llena de contradicciones, llena de sufrimientos. Existe una dictadura y un gran deseo de ver todas las cosas de una misma manera. En Irán hay que ver las cosas como el Gobierno quiere que las veamos, a nivel físico, mental y artístico», dijo el director.

Así, su objetivo principal ha sido reflejar las condiciones de vida en Irán. Para ello, localizó la película en un paisaje costero, al noreste del país, donde la estética geográfica hace que la historia transcurra en un lugar aislado, donde solamente existe agua y rocas de sal.

La censura obligó a Rasoulof a «acondicionar» su mensaje, por lo que acudió a la mitología y a la cultura ancestral iraní para reflejar ese sufrimiento. «Empleando estos elementos he utilizado un nuevo lenguaje para retratar lo que ocurre en mi país», dijo. «Irán cuenta con una cultura llena de mitología, donde contar historias es una costumbre muy arraigada», continuó.

Rasoulof ha echado mano de esas narraciones y las ha unido al «recolector de lágrimas» que, con una barcaza, recorre diferentes islas, diferentes puertos, que se abren un poco la prespectiva sobre la realidad.

Para poder llevar a cabo la grabación, el equipo tuvo que pedir varios permisos y pasar el filtro de la censura, además de diversos controles que evitan que el cine iraní pueda hacer libremente su trabajo.

MÁS QUE UN DESEO

«En esta película no se muestra la maternidad como el deseo de tener un bebé, sino muchas otras cosas que implica, en este caso, la pérdida de la pareja de Mousse, y la representación del deseo de ser padre de Paul, que es homosexual», apuntó François Ozon.

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