ZINEMALDIA
«Quiero mostrar el esfuerzo que realizan para llegar al diálogo, a la convivencia»
Director del documental «Umurage»
Gorka Gamarra estrenará el próximo jueves la cinta «Umurage» en la sección Zinemira, dedicada al cine vasco. El documental es reflejo de la cruda realidad que conoció en Ruanda, país en el que trabajó como jurista. Allí conoció a muchas personas que superaron el deseo de odio y venganza, sentimiento que racionalizaron para poder llegar a convivir día a día con el que fue su verdugo.
Xole ARAMENDI | D0NOSTIA
«No es un documental sobre Ruanda, es un documental sobre algo que ha pasado en Ruanda, sobre lo que es un genocidio y sus consecuncias; hasta dónde puede llegar el odio, qué se puede y lo que se puede aprender de ello», incide Gorka Gamarra. Jurista experto en derecho internacional, abandonó durante varios meses sus habituales informes de denuncia -«que muchas veces se olvidan en un armario», se lamenta-, para enbarcarse en un proyecto audiovisual, consciente de que le brinda la oportunidad de llegar a un público más amplio.
Sin ayuda de una voz en off, el documental ofrece testimonios de diversas personas afectadadas por la cruenta masacre. «Quería que lo contaran ellos directamente», cuenta Gamarra.
Usted vivió en Ruanda entre los años 2000-2002 y volvió en 2005. ¿Cuál fue el punto de partida del proyecto?
En 2001 comenzaron a salir los primeros presos de la cárcel y en aquel entonces ya se percibía el choque futuro que habría entre aquellos que cometieron el genocidio y las víctimas. La pregunta que nos hicimos fue: ¿qué hacemos? Entonces conocí la labor de la Asociación Ukuri Kuganze, entidad que aglutina tanto a víctimas como a verdugos. Este fue el punto de partida del proyecto.
¿Qué papel ha jugado la asociación en el proceso posterior al genocidio?
Es un proyecto ruandés que cuenta con el apoyo del Gobierno belga. Los miembros de esta asociación visitaban las prisiones, donde hablaban con los presos que iban a se excarcelados en el 2005. Habían transcurrido diez años desde que fueron detenidos y querían darles información sobre la realidad con la que se iban a encontrar.
¿Cómo ha sido el proceso de filmación y montaje?
Teníamos testimonios de diversas personas recogidos por escrito. Después, al decidir filmar un documental, contratamos un cámara y un intérprete. He realizado las entrevistas, su posterior selección y he supervisado su montaje. Me gustaría agradecer a Gusa Pimentel y Nacho Ruiz Capillas su participación en el proyecto.
¿Cuál es su objetivo?
Quiero mostrar la realidad africana, en este caso ruandesa. Es una sociedad muy dinámica, aunque no cuentan con muchos medios. Esto choca con la imagen de pueblo pausado, totalmente errónea. También quiero hacer una reflexión positiva, ya que en Africa existen muchos proyectos de resolución de conflictos de los que podemos aprender mucho. Asimismo, soy consciente de que la cooperación tiene sus límites y ha sido otro de los motivos.
¿Qué es lo que más le ha impactado de los testimonios?
La decisión de algunas personas, víctimas y verdugos, de convivir no es algo instintivo. Surge de la concienciación de su importancia. «Si yo no hago el esfuerzo de dejar a un lado el odio, la venganza, o la rabia que siento, ¿qué valores voy a transmitir a mis hijos?, se preguntan. ¿Que hay que robar y asesinar? Sería contrario al legado que les quiero dejar», me contaban. Me decían que lo único que desean es vivir en paz, ya que hasta ahora no han tenido oportunidad de ello. Once años después del genocidio víctimas y verdugos se hablaban. Me choca, ya que aquí, en el País Vasco, no ocurre lo mismo. ¿Por qué? Países que en teoría son civilizados no lo consiguen y ellos sí.