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ZINEMALDIA

Atom Egoyan, un cineasta necesita un buen discurso...

Iratxe FRESNEDA

Sobre todo si la película que le ha costado un gran esfuerzo intelectual, humano y económico no está a la altura de lo que se les suele exigir a los cineastas con cierto prestigio. Y a Egoyan prestigio no es precisamente lo que le falta gracias a películas como «Ararat», «El dulce porvenir» o «El viaje de Felicia», por poner algunos ejemplos -seguro que vosotros escogeríais otras aquí no incluidas-, y a los premios y reconocimientos que ha ido cosechando por diferentes festivales.

Pero a pesar de los aspectos interesantes de los que pueda presumir «Chloe» (actrices, ideas, alguna que otra secuencia impecablemente rodada), la película resulta artificiosa, de dudoso discurso, poco contundente y más que predecible. Esto hace necesario que el cineasta posea un discurso sólido para poder defender su trabajo, tantas horas invertidas, ante todo aquel que lo eche por tierra. Dicho lo cual tengo que salir en defensa del cineasta de origen armenio diciendo que él sabe lo que se trae entre manos, otra cosa es que los resultados no sean del gusto de todos. Debo decir en su favor que es una persona amable, a la que le gusta compartir con el público y con la crítica su trabajo, hacerlo frente a frente, exponerse. Está interesado en las relaciones humanas, en el comportamiento que nos lleva hasta callejones sin salida, en el lado oscuro que anida en el amor... Suele ser original en sus planteamientos, estos incluso resultan ser de lo más acertados y originales -fijáos en cómo trata asuntos como el de los asesinos en serie o las tragedias colectivas-.

Atom Egoyan posee un discurso estético y humano que, a veces, como les sucede a todos los cineastas, no se ve reflejado con éxito en todas sus películas; aún así y a pesar de los proyectos «fallidos», deseamos que siga haciendo cine.

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