Serbia y España. España y Serbia. Al final serán estos dos viejos conocidos quienes disputen la final del Eurobasket, hoy a partir de las 21.00, después de que ambos equipos vencieran ayer sus respectivas semifinales, aunque de maneras muy diferentes.

Serbia y Eslovenia disputaron uno de los partidos más apretados de todo el campeonato. Los eslovenos quisieron marcar distancias, y lograron encaminar el partido desde el inicio. Basados en un excepcional Erazem Lorbek, que para el descanso firmaba 16 puntos y 7 rebotes, llegaron a comandar el partido con unas ventajas más que cómodas. Los de Jure Zdovc volvieron a dar muestras de su valía en cuanto a las individualidades, mostrando, además, un bonito recital de juego colectivo.

Sin embargo, algo empezó a fallar entre los eslovenos. Comenzaron a realizar ataques precipitados, lejos de la exquisita creación con la que obsequiaban a los espectadores en la primera parte del choque. Por si eso fuera poco, Serbia empezó a atinar en sus tiros, a elegir las mejores opciones, y a hablar con nombres propios. Primero fue Perovic, el que mantuvo a los de Dusan Ivkovic cerca en el marcador. Sin embargo, pronto apareció el hombre del partido: Milos Teodosic. El joven base se graduó en el Eurobasket.

Los problemas se acumulaban por momentos en el bando de los eslovenos, y veían con tristeza cómo sus opciones se esfumaban tras la eliminación por faltas de hombres como Lorbek o Brezec. Muchos dieron entonces por muertos a los Lakovic y compañía, pero una estelar aparición del veterano Jagodnik, devolvió la ilusión a los de Zdovc. 79-79, y prórroga.

Eslovenia quiso aguantar el tirón exterior de los serbios, que comenzaron la prórroga con un parcial de 7-0, pero estos tenían un fondo de armario más amplio, y la eliminación por faltas de los hombres importantes, ahora sí, empezaba a ser decisiva. Además, y como puntilla final, apareció de nuevo Teodosic.

El base del Olympiacos se creció en los minutos finales del partido. La confianza fluía por sus brazos, y el aro parecía un arco-iris para él. Con sus 22 años, mostró una madurez inusitada. Ejerció de capitán, con todos los honores, y los números le avalan. Acabó con 32 puntos, clavando todos los triples, y llevando en volandas a su selección hasta la final.

Grecia fue poco rival

En la otra semifinal del día, España arrolló a Grecia por un contundente 82-64, y sigue imparable con la intención de ratificar su condición de favorito para levantar el entorchado. La mitología griega, que de tantos cantos a la heroicidad y a la valentía nos ha nutrido, no pudo comerse al minotauro español, que ya ha dejado definitivamente a un lado el aspecto gris que mostraron en la primera fase del torneo. Los de Scariolo cimentaron su juego sobre los hombres más importantes del equipo y pasaron por encima de una selección, la helena, que aguantó hasta el descanso, y poco más. Sólo el rebote ofensivo ¯gracias al horrible trabajo de los españoles en esta faceta, Grecia consiguió la inestimable cantidad de 23 segundas opciones¯, permitió a los de Jonas Kazlauskas aguantar el primer tramo del duelo.

El buen hacer de Bouroussis y de Spanoulis en los primeros minutos mantuvo viva la esperanza de echar a la calle al combinado de Scariolo. Pero una espiral negativa que mantuvo a los helenos varios minutos sin anotar tras el descanso, unido al juego demasiado predecible que mostraron, fue suficiente para desvanecer los efímeros sueños de los griegos.

Otro de los factores que decantó la balanza, fue el bajo rendimiento de Sofoklis Schortsiantis. El temperamental pívot griego bajó un escalón el nivel que venía mostrando en el torneo, y el potente juego interior español aprovechó a la perfección esa tara para acumular los puntos mediante ese cauce. Muestra de ello fueron los 18 puntos de un Pau Gasol, que volvió a ser decisivo.