El Parlamento navarro admitió ayer a trámite una propuesta para modificar la Ley del Vascuence a fin de que varias localidades puedan pasar de la zona «no vascófona» a la «mixta». Este primer trámite merece al menos dos consideraciones. En primer lugar, deja una vez más al descubierto la magnitud del control con el que UPN gobierna en Nafarroa, puesto que ha conseguido obligar a CDN, mediante «advertencias» de Sanz, a dar marcha atrás en su apoyo inicial a la propuesta (en la votación de ayer se abstuvo). En segundo lugar, pone de manifiesto que el actual Parlamento no es sino un muro de contención para el desarrollo del euskara, y que la Ley del Vascuence está al servicio de la limitación y no de la normalización del idioma originario de los navarros. De hecho, la propuesta se refiere inicialmente a nueve pueblos, pero el PSN sólo apoyará los casos de cuatro (Aranguren, Galar, Noain y Beriain), siempre que sus ayuntamientos así lo pidan por mayoría absoluta. Noain no lo hará, porque UPN cuenta con esa mayoría, y en Beriain dependerá del propio PSN. Así que, de los nueve iniciales, sólo estaría asegurado el paso de dos: Aranguren y Galar. Esa es la verdadera medida de la «reforma».