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El primer organizador de macroconciertos

«Destino: Woodstock»

Ang Lee realiza un «biopic» sobre Elliot Tiber, quien de forma casual se convirtió en la persona que hizo posible el milagro del Festival de Woodstock en 1969, reuniendo a medio millón de jóvenes por primera vez en la historia para asistir a un gran concierto de rock. Y lo hace en clave de comedia coral al estilo de Robert Altman en «Nashville».

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Mikel INSAUSTI |

Hay personajes que pasan a la historia por casualidad, lo que equivale a decir que se convierten en héroes por accidente. Elliot Tiber estaba en el lugar indicado en el momento preciso, y así hoy es el día en que Hollywood le dedica un más que merecido biopic, porque su particular anécdota ocurrida en 1969 ayudó a cambiar el mundo.

Otra cuestión bien diferente es entrar a valorar si ese cambio fue para mejor o para peor. Sin necesidad de ponernos trascendentes, y ya sólo en lo relativo a la evolución musical, entiendo que a la larga fue perjudicial. Con Woodstock nació el fenómeno de los macroconciertos, que hoy vuelven a estar más de moda que nunca, pero como una forma de masificación mal entendida, la cual depende única y exclusivamente del negocio de la venta de entradas anticipada.

Está claro que la intención primitiva de sus ocasionales inventores era muy otra, porque en aquel mágico instante suponía el reunir por primera vez, en torno a un escenario de rock, a los jóvenes marginados que defendían el ideal hippy de «música, paz y amor». El tiempo ha venido a demostrar que nuestros hermanos mayores no eran tan inocentes como se les pintaba, ya que han sabido incorporar toda aquella dialéctica «buenrrollista» a la sociedad de consumo.

La prueba más fehaciente está en el productor Michael Lang, que fue uno de los creadores del festival de Woodstock, y que en la película es interpretado por Jonathan Groff, aunque en persona hizo de asesor histórico para Ang Lee durante el rodaje.

El que Ang Lee se haya documentado a fondo para realizar «Destino: Woodstock» no quiere decir que haya pretendido hacer una película realista y escrupulosamente fiel a los hechos, porque para eso ya estaba el magistral documental de tres horas de duración «Woodstock», realizado en 1970 por Michael Wadleigh, y que ese mismo año ganó el Óscar del género. Contiene las míticas actuaciones de The Grateful Dead, The Doors, Jefferson Airplane, Contry Joe & The Fish o Richie Havens.

Precisamente, el tema «Freedom» se convirtió en el himno de la generación de Woodstock, y Ang Lee así lo hace destacar en la banda sonora con una nueva versión cantada por el veteranísimo artista. La intención de Ang Lee ha sido la de ver aquel fenómeno desde la distancia y la ironía, y de ahí que haya elegido un tratamiento de comedia coral. Sin duda es la mejor de las opciones posibles y es la que hubiera tomado el recordado Robert Altman. El original y provocativo formato de «Nashville» le sienta también estupendamente a «Destino: Woodstock», que cuenta con un extenso y variopinto reparto de lo más divertido, empezando por el personaje travestido al que da vida un irreconocible Liev Schreiber, en una caracterización que transmite cómo aquella concentración humana sirvió para dar voz a cuantos creían en la liberación y la igualdad sexual.

Y atención al gran actor cómico Eugene Levy, que hace de vecino de los padres del protagonista, un granjero que prestó para el evento 240 hectáreas de su terreno. El estelar Demetri Martin es todo un hallazgo desde el necesario anonimato de su personificación.

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De Oriente a Occidente con Ang Lee

Ang Lee es un caso único y excepcional en la historia del cine, porque ningún otro realizador oriental ha conseguido adaptarse a la industria de Hollywood tan bien como él y, lo más importante, sin perder su personalidad creativa. Se dio a conocer con su trilogía taiwanesa compuesta por «Manos que empujan», «El banquete de boda» y «Comer, beber, amar». En ella se centraba en las relaciones entre Oriente y Occidente, por lo que parecía destinado a acabar rodando en inglés. Para sorpresa de propios y extraños, lo hizo adaptando a Jane Austen en «Sentido y sensibilidad», un clásico de la literatura inglesa romántica. Ya se atrevió a diseccionar la sociedad norteamericana en «La tormenta de hielo», y con los superhéroes en «Hulk» o con el western en «Cabalga con el diablo», anticipo de «Brokeback Mountain», donde abordó la imagen tabú de los vaqueros homosexuales con la bendición de los Óscar. Aun así, no ha perdido el contacto cultural con sus orígenes, recuperados en «Tigre y Dragón», espectacular cinta de género wuxia; así como en «Deseo, peligro», sensual drama de trasfondo histórico sobre la invasión japonesa de China, con el que obtuvo el León de Oro en la Mostra de Venecia. M. I.

VANGUARDIA

Woodstock fue un acontecimiento sonado, pero complicado para hacer una película. Más aún, con antecedentes como el documental de tres horas de duración que hizo el oscarizado Michael Wadleigh, estrenado en 1970.

VANGUARDIA

Ang Lee destaca el tema «Freedom» dentro de la película, porque se convirtió en el himno de la generación de Woodstock. En este caso, se trata de una nueva versión cantada por el artista veterano Richie Havens.

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