Maite SOROA
¡Qué disgusto, Pedro J.!
Ayer en «El Mundo» daban cuenta de una sentencia del TSJPV en la que queda claro, clarito, que portar fotografías de los presos no es delito y que, en consecuencia, los hombres de Paco no pueden romperle la porra en la cabeza a la madre de un preso ni arrastrarla a comisaría o a la cárcel. ¡Se pueden imaginar cómo se pusieron Pedro J. y su escriba!
En el editorial reconocían su impotencia intelectual porque «resulta muy difícil de entender el fallo de la Sala de lo Contencioso del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco en el que se autoriza la exhibición de fotos de los presos etarras en tres manifestaciones convocadas en Mondragón». La obcecación conlleva ceguera. Está claro.
A los de «El Mundo» les gustan los tribunales a veces. Sólo a veces: «En el colmo de la ingenuidad o la hipocresía, los jueces señalan que la convocatoria a favor de la libertad de los presos de ETA y contra la política penitenciaria se lleva a cabo desde hace 20 años en Mondragón `sin derivarse problemas de orden público'. Claro, porque la Ertzaintza siempre se había llamado andana». Mira, pues va a ser que sí.
Lo que le pasa a Ramírez es que entiende la Justicia como la sumisión a sus convicciones y no a las pruebas objetivas. Lean la melonada que sigue: «La argumentación del Tribunal Superior del País Vasco suena a angelical porque resulta evidente que en Mondragón, población gobernada por la izquierda abertzale y escenario de la ignominia del cautiverio de Ortega Lara, la exhibición de las fotos de los presos es un acto de exaltación del terrorismo. Ésa es la interpretación que hacen las familias de las víctimas». Hasta hoy, una pensaba que quien hace interpretaciones son los jueces y no los familiares de nadie. ¿Se imagina Ramírez qué destino penitenciario le esperaría a él mismo si fueran los familiares de otras víctimas las que juzgaran sus actividades?
Al final, la patita rebozada en harina muestra toda su pelambrera: «Lo peor de todo es que este fallo supone un importante retroceso en la lucha del Gobierno que preside Patxi López para retirar los símbolos y las fotos etarras de las calles de las poblaciones vascas. Si se puede exhibir la foto de Txapote en una manifestación, ¿por qué no se va a poder colgar de una fachada?». Pues eso, Pedro J., pues eso.