El campeón olímpico del Euskaltel parte como uno de las favoritos en un recorrido que siente que le favorece
Samuel: «Ganar el Mundial tras los Juegos como Bettini sería precioso»
El asturiano destaca que «el mejor termómetro para medir el estado de forma es la última crono de la Vuelta, y eso me da confianza».
Joseba ITURRIA | DONOSTIA
Samuel Sánchez parte entre los principales favoritos del Mundial de fondo en ruta que se disputa hoy en Mendrisio. El título olímpico del pasado año, su actuación en la Vuelta y el recorrido le hacen trasmitir confianza para lograr algo histórico para él y para Euskaltel: «Hacer el doblete Juegos-Mundial, como Bettini, sería precioso», apunta.
Entrevistado por GARA, el asturiano trasmite sensaciones positivas y no cree que disputar la Vuelta hasta el final le vaya a perjudicar con sólo siete días de diferencia hasta el Mundial: «El lunes y martes apenas hice una hora, el miércoles tuve un entrenamiento más fuerte antes de ir a Madrid y el jueves ya vinimos para aquí y veo que el cuerpo lo tengo bien, con mucho ritmo. Una semana te da tiempo a recuperar si acabas bien la Vuelta y es buena distancia para disputar el Mundial».
Mejor que en el pasado Tour
Euskaltel y Samuel Sánchez hicieron una apuesta fuerte al jugarse la temporada en setiembre, sin opción para recuperar después, pero el asturiano siempre cumple con sus objetivos: «El equipo y yo hacemos un buen binomio, nos ha salido una buena Vuelta y eso es muy importante para el equipo, los patrocinadores y las instituciones. Y ahora tenemos un Mundial en el que vamos a estar peleando. Al igual que el año pasado, llegamos bien al Tour y nos salió todo en los Juegos. Esta Vuelta he estado mejor que en el Tour, con más regularidad. Al margen de la caída, la cosa ha ido muy bien».
Sobre la desgracia que supone perder una Vuelta por una caída en un puerto que conoce y cuando él es uno de los mejores bajadores, comenta que «al final las bicis te pegan esos sustos. Soy un ciclista que no suelo caerme y me cogió bastante por sorpresa. No sé qué habría pasado sin esa caída. Me marcó mucho porque el cuerpo se me quedó marcado y el desenlace sería diferente, pero son situaciones de carrera que pueden pasar, me pasó a mí como a otros y no hay que darle más vueltas».
De cara al Mundial, trasmite optimismo porque «el mejor termómetro para medir el estado de forma ha sido la última crono de la Vuelta y me salió muy buena. Eso me da la confianza suficiente para afrontar el Mundial con garantías».
Además entiende que el recorrido le favorece porque «es muy duro. Salen más de 4.000 metros de desnivel, más que en la etapa reina de Sierra Nevada. La carretera es estrecha, con bajadas muy técnicas y nos viene muy bien a nuestra selección y a mí en particular creo que sí. He acabado bien la Vuelta, soy un ciclista que tengo opciones, aunque también seré una rueda vigilada, pero hay que intentarlo. Tenemos otras opciones muy buenas como las de Óscar y Alejandro y debemos estar atentos para intentar traerlo para casa».
Incluye a Freire en los pronósticos porque «lleva tres Mundiales y en una carrera de un día es favorito». Al margen de la selección española, entiende que «hay gente que está muy mentalizada y preparada y el Mundial va a ser muy selectivo y nos pondrá a cada uno en nuestro sitio. Entre los rivales destacaría a la selección italiana y a Boasson Hagen», el noruego del Columbia que sorprende a sus 22 años y que viene de arrasar en el Tour de Gran Bretaña.
¿Qué tal llega al Mundial?
Voy bien de forma, aunque en la Vuelta he estado haciendo un trabajo bastante tapado. No he podido hacer gran cosa porque Gesink estaba fuerte hasta que se nos hundió con la caída. En el Mundial es importante que haya seis corredores que vayamos con las ideas claras de currar para nuestros tres gallos, para repartirnos el trabajo para controlar bien hasta el final y preparar el terreno para que los rematadores lleguen en la mejor manera. Al tener tres líderes, vamos a tener que hacer entre seis el trabajo que otros años hacía más gente y habrá que espabilar.
¿Ve a Freire al nivel de Samuel y Valverde pese a su mal año y la dureza del circuito?
Sí le veo porque vive allí, su casa está a dos kilómetros de la meta, conoce el circuito y se le adapta bien. Todos dicen que es durísimo, pero Óscar sabe que cuando se pone un objetivo es capaz de ganarlo. Ha ganado en carreras exigentes y puede estar bien en un circuito que es duro, muy técnico, no hay muchos respiros. Son pasos estrechos en los que hay que dominar bien la bici y si llueve, acabo de ver el tiempo y no ponen muchas garantías, puede haber muchos ingredientes que compliquen las cosas.
¿Cunego y Andy Schleck son los rivales?
Nadie habla de Ivanov o Gilbert y pueden hacerlo bien. Cancellara es un rival de mucha potencia, son gente que domina la bici, clasicómanos. Más que propiamente escaladores, es más propicio para estos corredores y los metería en el grupo de Cunego, Valverde o Samuel. Y habrá otros cuatro o cinco que no entran en los planteamientos y tendrán protagonismo.
¿Rabobank ha premiado su gran año con la renovación del contrato hasta 2011?
Ven que he cumplido con lo que me habían encomendado desde el inicio tanto a nivel de trabajo para el equipo como cuando me ha tocado apretar a nivel personal. Cuando he tenido libertad he logrado ganar en el Tour en el Mont Ventoux, eso queda para la historia y ha sido muy importante. Es el broche de oro en mi carrera. He ganado en las tres grandes y me quedan años... Estoy feliz con mi campaña y me han correspondido con su confianza. Tenía contrato hasta 2010, lo han alargado hasta 2011, me planto con 35 años, pero me veo con fuerza para llegar bien ahí.
J. I.
El circuito de Mendrisio es uno de los más duros de la historia de los Mundiales, con 4.665 metros de desnivel -mil más que en las dos últimas ediciones y 2.000 más que en Salzburgo 2006- en la prueba de profesionales que se disputará desde las 10.30 hasta la 17.30 sobre un recorrido de 262 kilómetros.
Los ciclistas darán 19 vueltas a un circuito de 13,8 kilómetros con dos subidas. La primera a Castel San Pietro tiene 1.600 metros de largo y la segunda de Torrazza di Novazzano 1.750 y su cima está a menos de tres kilómetros de la meta.
ITURRIA