La filmografía de Rodrigo García no es tan larga como para olvidarse de que su tercer largometraje, el anterior a este «Mother and Child», es un horrendo thriller paranormal sobre catástrofes aéreas titulado «Passengers». Sobre su trabajo en televisión hay que reconocer que en general está bien valorado, sobre todo su reciente serie «In Treatment». Aun así, es más reconocido dentro del cine independiente por sus dos primeras películas «Cosas que diría con sólo mirarla» y «Nueve vidas».

A tenor del éxito internacional obtenido con ellas le preguntan a menudo si no piensa regresar a Colombia, su país de origen, para rodar allí; pero suele contestar con evasivas, porque tiene miedo de que le relacionen con su padre y le pidan que adapte alguna de las novelas del famoso Gabriel García Márquez.

Los personajes latinos, sin embargo, desempeñan un importante cometido secundario en «Mother and Child», en relación con el tema central de los vínculos de sangre. En este magnífico melodrama femenino, el cineasta de Bogotá acierta a recoger la cultura del «culebrón» latinoamericano y trasladarla a la mentalidad norteamericana, al igual que los inmigrantes que aparecen se han integrado en la vida familiar y practican el mestizaje.

Para mí sería muy fácil y recurrente decir que la gran Annette Bening llama a las puertas del Óscar una vez más con su doble papel de hija y madre, lo cual sería injusto no mencionar al resto de las compañeras de reparto, todas igual de sensacionales: Naomi Watts, Kerry Washington, Amy Brenneman, Elpidia Carrillo o también Lisa Gay Hamilton. Ya se sabe que Rodrigo García, como el maestro Cukor, es admirado por su buena mano para la dirección de actrices, pero es que en «Mother and Child» se ha ocupado de que los actores no desentonen, pese a sus intervenciones menores, y así Samuel L. Jackson, David Morse y Jimmy Smits lo bordan. Ellas y ellos hacen que esta historia que abarca cuatro generaciones (abuela-madre-hija-nieta) se siga con interés y emoción.