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DONOSTIAKO ZINEMALDIA

El palmarés de la crisis premia el esfuerzo por superar dificultades

Zinemaldia clausuró su 57 edición con su habitual entrega de premios, donde destacó el ganador de la Concha de Oro Lu Chuan, por «City of life and death», una de las favoritas entre la crítica. A su lado, también brillaron de manera contundente Lola Dueñas y Pablo Pineda, protagonistas de «Yo, también», que recibieron la Concha de Plata por sus interpretaciones. La argentina «El secreto de sus ojos» por su parte, se quedó sorprendentemente fuera del Palmarés.

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A. KAMIO-A. BILBAO | DONOSTIA

Zinemaldia dijo adiós a una nueva edición, como siempre, entregando sus premios de rigor. En una fugaz rueda de prensa que apenas se alargó media hora, los jurados de las distintas secciones aparecieron en escena para anunciar su veredicto final. Sin mostrar razones ni dar explicaciones de su decisión, el jurado oficial, capitaneado por Laurent Cantet, «cantó» de carrerilla los nombres de los afortunados. Y la ganadora fue «City of life and death», del director chino Lu Chuan, que recibió también el premio a la Mejor Fotografía. De manera excepcional, la crítica dio en la diana a la hora de señalar a la película que podría alcanzar el máximo galardón del certamen, y es que la cinta asiática fue recibida con elogios por los expertos cinematográficos. Lu Chuan, director de películas como «Missing Gun» o «Mountain Patrol», remonta al año 1937 con esta película, donde muestra de primera mano la entrada de las tropas japonesas en la capital provisional de China, cuya cruel ocupación será conocida como «La Violación de Nanjing». Rodada con gran angular en blanco y negro, la película alterna el punto de vista de los japoneses y los chinos para pintar un retrato impresionista y convincente de las condiciones de la vida cotidiana en la devastada ciudad, y cuenta minuciosamente los dilemas éticos que experimentan los que sobreviven en tiempos de guerra.

Los únicos que pudieron hacer frente a la brillantez de la victoria del cineasta chino fue la pareja formada por Lola Dueñas y Pablo Pineda, protagonistas de «Yo, también», quienes recibieron sendas conchas de plata por su papel protagonista en la cinta dirigida por Álvaro Pastor y Antonio Naharro. La condecoración de la actriz madrileña también casó con las perspectivas de la crítica; sin embargo, el premio para Pineda, un joven con síndrome de Down que nunca ha participado en el cine, levantó ampollas entre algunos aficionados que tenían como favoritos al veterano Robert Duvall y al argentino Ricardo Darín. «Yo, también» se adentra en la historia de Juan, primera persona en Europa con síndrome de Down en conseguir una titulación universitaria, quien empieza su vida laboral en la administración pública, donde conoce a Laura, una compañera de trabajo de la que se enamora. Esta cinta consiguió, además, la Ayuda de Obra Social de Kutxa, dotada con 30.000 euros, así como el Premio de la Asociación de Donantes de Sangre de Gipuzkoa.

Quien si protagonizó la sorpresa del anuncio del palmarés, pero de una forma no tan dulce, fue «El secreto de sus ojos», de José Campanella, elegida por Argentina para competir en los Óscar, y que regresó de vacío a casa. En su lugar, Javier Rebollo se llevó la Concha de Plata al Mejor Director por «La mujer sin piano», con Carmen Machi intepretando su primer papel protagonista en el cine.

El premio Especial del Jurado recaló en manos del director galo François Ozon por «Le refuge», mientras que el premio Kutxa-Nuevos Directores fue para el belga Philippe Van Leeuw por «Le jour oú Dieu est parti en voyage», donde narra la historia de una mujer que huye del genocidio ruandés. En esta ocasión, el premio Fipresci, otorgado por la crítica internacional, quedó en manos de «Los condenados», de Isaki Lacuesta, quien ahonda en las organizaciones armadas y en la militancia dentro de ellas.

En los premios paralelos, «Gigante», de Adrián Biniez, regresó a Uruguay con el premio Horizontes, mientras que la exitosa «Precious» fue la favorita del público recibiendo el premio TCM. El largometraje turco «The Children of Diyarbakir», de Miraz Bezar, recibió el Premio de la Juventud. El palmarés lo cerraron los premios Cine en Construcción, que fueron a parar en manos de Federico Veiroj («La vida útil»), Daniel Hendler («Norberto apenas tarde») y Natalia Smirnoff («Rompecabezas»); el premio de Cine en Movimiento, que fue para el iraquí Mohamed Al-Daradji por «In the sands of Babylon»; y el premio de los VIII Encuentro Internacional de Escuelas de Cine, que se llevó la israelí Yuval Shani, por «Segal».

El director del festival, Mikel Olaciregui, hizo un balance «positivo» de la edición que concluyó ayer, argumentando que, siendo un certamen organizado «en tiempos de crisis», ha ofrecido una calidad «excepcional». «Se anunció un festival intenso y se ha dado intensidad; se anunció un festival de grandes directores y ha habido brillantes directores, con lo cual, creo que la valoración debe ser positiva», afirmó.

Olaciregui destacó la visita de Brad Pitt por la «gran generosidad» mostrada ante un «público a quien se debe y por el que trabaja», dando una «gran lección de profesionalidad». Tras defender la «independencia y soberanía» del Jurado Oficial, hizo hincapié en la diversidad del cine, por lo que «hacen falta cinéfilos, y jurados» si no, «estaríamos metidos en una especie de caja uniforme».

El director defendió el hecho de otorgar un solo Premio Donostia -que este año ha quedado en manos de Ian McKellen-, asegurando que es «lo ideal» para el festival, aunque «hay que echar más de un anzuelo para que las estrellas piquen. Por eso, a veces hay un Premio Donostia, y otras, incluso tres», sentenció.

«City of life and hospitality»

Los galardonados recibieron sus premios en la sobria gala que tuvo lugar a las 21.00 en el Kursaal, presentada por Edurne Ormazabal e Inma Cuesta. El evento comenzó con un cuarto de hora de retraso, debido a que el equipo de «Mother & Child» de Rodrigo García -para quien el de Donostia es «el festival más divertido-, con Naomi Watts como estrella rutilante, atendió en la alfombra roja, amable y paciente, todos los requerimientos del enfervorizado público.

En la entrega de premios, Lola Dueñas fue la más aclamada, y devolvió los halagos al señalar que «el público de Donostia es maravilloso», y su compañero de reparto Pablo Pineda el más simpático, al agradecer el trofeo, además de en euskera, en castellano, inglés y francés. Como Mejor Director, Javier Rebollo se despidió, por su parte, declarando que «otro cine es posible».

La australiana Anna Kokkinos, directora de «Blessed» -Mejor Guión-, «es preciosa» dijo de la Concha de Plata, y el chino Lu Chuan, gran triunfador de la noche, exclamó con dificultad «eskerrikasko!», para ofrecer el galardón a «todos aquellos que perecieron en la guerra» narrada en su film «City of Life & Death».

Algunos premiados, como el argentino Adrián Biniez, se habían marchado ya de Donostia -Premio Horizontes Latinos por «Gigante»-, pero mandó una nota en la que decía «ya lo estoy celebrando con vino tinto y la noche será larga». No sólo para él.

DE VACÍO

Contra todo pronóstico, el cineasta argentino Juan José Campanella, y su película «El secreto de sus ojos», elegida por Argentina para competir en los Óscar, además de el actor Ricardo Darín, se fueron de vacío, ya que la Concha de Plata al Mejor Director correspondió a Javier Rebollo por el filme «La mujer sin piano».

la «dueña»

Lola Dueñas se impuso a Carmen Machi, protagonista de «La mujer sin piano», y a otras como Chiara Mastroianni, cabeza de cartel del filme de Christophe Honoré, «Making plans for Lena», o Frances O'Connor y Miranda Otto, miembros del reparto coral de la australiana «Blessed», de Ana Kokkinos.

uso práctico

Lu Chuan, que regresa con la Concha de Oro, reconoció que había acudido a Donostia con la única intención de dar a conocer parte de la historia de China y que el premio le será de utilidad para conseguir su inicial cometido.

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