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Ruptura en el gobierno de Nafarroa

Sanz liquida el pacto con CDN para reforzar el voto a UPN

UPN gobernará en solitario tras la fulminante ruptura del pacto con CDN que se consumó ayer, y en la que las diferencias de matiz sobre un retoque de la Ley del Vascuence han sido sólo la excusa. Miguel Sanz dejó claro el motivo de fondo al apuntar que «entiendo que CDN necesite seguir manteniendo cierta diferenciación que le mantenga el espectro electoral, pero entonces no puede estar en el Gobierno». No habrá nuevos consejeros; se agruparán los departamentos.

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Ramón SOLA | IRUÑEA

Pocas veces se habrá visto una ruptura de gobierno tras la que el presidente comparezca con cara alegre y ganas de bromear. Esto es lo que ocurrió ayer tarde en el Palacio de Nafarroa. Apenas unos minutos después de liquidar el pacto con Convergencia de Demócratas de Navarra (CDN), Miguel Sanz sonrió cuando le preguntaron cómo habían acabado los dos socios: «¡Yo muy bien! Lo único malo es que hemos estado hablando demasiado, cuando su decisión me la podían haber dicho a los cinco minutos». Y también bromeó cuando se le planteó si no creía que CDN había intentado reconducir la crisis: «Pues han elegido un camino malo...»

Las caras eran bastante más largas minutos después en la sede de CDN, donde su presidente, José Andrés Burguete, no hallaba explicación: «No han aceptado siquiera esperar. No ha habido voluntad de acuerdo».

El desenlace estaba cantado tras la escalada verbal de Miguel Sanz en los últimos días. El argumento inicial fue la intención de CDN de apoyar el pase de algunos ayuntamientos de la «zona vascófona» a la «mixta», pero la excusa se cae por su propio peso toda vez que el voto de CDN no es decisivo para nada y que, además, ni siquiera está decidido (de hecho, el jueves ya moderó su posición pasando del sí a la abstención en el trámite inicial). Por ello, Sanz ha tenido que ir sumando nuevos casus belli: ayer dijo que discrepa también con CDN sobre el modo en que se debe tramitar la reforma del Amejoramiento o en la forma en que se está gestando un nuevo pacto contra la izquierda abertzale. En la otra sede, Burguete recordó que son posiciones expresadas por su partido con naturalidad hace mucho tiempo y que nunca han molestado a UPN.

«Asuntos sustanciales»

Con todos estos elementos sobre la mesa, Sanz concluyó que se están produciendo «desmarques» de CDN «en algunos asuntos sustanciales», y que con ellos el partido que fundó Juan Cruz Alli quiere mantener sus opciones electorales de cara a 2011. Algo que UPN no está dispuesto a aceptar.

Burguete intentó no entrar en ese debate alegando que quien tiene que explicar su decisión es Sanz. Sin embargo, en un momento dado admitió que quizás se busque «una fusión por absorción. Es una teoría». Frente a ello, afirmó que «mientras los ciudadanos nos den representación, vamos a trabajar». Con todo, la preocupación por el futuro del partido se podía advertir en los rostros de los dirigentes de CDN y de sus dos consejeros hasta ahora, Carlos Pérez-Nievas y Carlos Esparza. Burguete dijo en tono lacónico que «esperemos que vengan tiempos mejores en que nuestra posición sea más determinante».

Con las elecciones todavía lejanas, CDN se centró ayer en recalcar que no había motivo alguno para que Sanz fuera tan lejos. Burguete habló de «desilusión» ante una ruptura que evidentemente no esperaban, al menos ahora. Incidió en precisar el caso concreto de la Ley del Vascuence. CDN recordó que la reforma ni siquiera se ha empezado a debatir y que había tiempo para acercar posturas con las enmiendas, pero UPN se mostró intransigente. «Lo único que nos han propuesto es aceptar todas sus tesis», aseveró.

Sanz, muy tranquilo

Por su parte, Sanz insistió en recordar que esta ruptura «no va a afectar en absoluto» a la gobernabilidad, y ni siquiera al «funcionamiento» del Ejecutivo. Los dos parlamentarios de CDN (sobre un total de 50) no son decisivos, ya que en realidad el Gobierno de UPN (22 escaños) está en manos de otro grupo: el PSN (12), que colocó a Sanz en la Presidencia y que apoya sus presupuestos.

En consecuencia, el máximo mandatario navarro aseguró que él ni siquiera hablaría de «crisis de gobierno», sino de «un cambio, sin más. Por cierto, yo no lo he buscado, se diga lo que se diga; se ha producido, y ya está». Aseguró que seguirá buscando acuerdos con CDN y que así lo transmitió en la reunión de ayer. Y tuvo halagos para los dos consejeros a los que cesará salvo que sean ellos quienes dimitan. Es una de las cosas que no quedaron aclaradas ayer, y es que la velocidad imprimida por Sanz a la resolución del caso ha dejado los detalles técnicos sin atar todavía.

Preguntado por los sustitutos, el presidente navarro anticipó que no habrá nuevos consejeros, sino que los dos departamentos gestionados hasta ahora por CDN -Educación y Vivienda- se agruparán con otros ya existentes. No dio pistas, pero cabe recordar que Educación ha estado vinculado históricamente con Cultura, cuyo titular es Juan Ramón Corpas. Y Vivienda y Ordenación del Territorio ha acompañado en ocasiones a Administración Local, que dirige Amalia Salanueva. Sólo son hipótesis. Sanz llegó a decir que «no lo tengo claro», y parecía sincero. Lo que sí estaba muy decantado es que el pacto se rompería ayer mismo porque no estaba dispuesto a que CDN usara esos dos altos cargos para potenciar sus expectativas.

Sanz no lo citó, pero la reducción de departamentos puede ser presentada además como una iniciativa de reducción del gasto público en época de crisis, en línea con lo hecho ya por otras administraciones.

NaBai pide otro gobierno

Por si quedara alguna duda, Miguel Sanz resaltó que no contempla un adelanto electoral en este momento, porque «no veo motivo». Tiene claro que el PSN le apoya, y le agradeció incluso que en el proceso de estos días «se haya mantenido con respeto y discreción». Desde el PP se ha insinuado que el PSN podría haber maniobrado contra CDN, pero Sanz lo negó de modo tajante: «Esto no tiene ninguna relación con el PSN, nada que ver, absolutamente nada, y cuando digo nada es nada».

Por contra, Nafarroa Bai emitió una nota en la que dice que «Navarra necesita otro gobierno». Patxi Zabaleta esgrimió que «en un momento de crisis económica profunda, Sanz ha hecho crisis en su gobierno por una actitud antidemocrática, de ultraderecha, y con su habitual intransigencia».

Zabaleta añadió que «la solución política, económica, social y administrativa que necesita Navarra pasa por que la derecha pase a la oposición. El PSN es también responsable de la deriva del Gobierno de Sanz, cada vez más de derechas si cabe, por facilitar su acceso al Gobierno y por haberlo mantenido».

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