La República Popular China celebra hoy el 60 aniversario de su fundación por todo lo alto, con un desfile en el que participarán 200.000 voluntarios y con una parada militar en la que mostrará lo último del arsenal del Ejército Popular.

Meses de preparativos concluirán con un desfile masivo en el que, además de las decenas de miles de estudiantes, escolares y trabajadores voluntarios, desfilarán 8.000 vehículos, en una muestra de pericia logística.

En los flancos de la Plaza de Tiannanmen se han erigido 56 columnas de color rojo y dorado -los colores de la enseña nacional-, representando a las distintas minorías del país.

Tras el discurso del presidente, Hu Jintao, tendrá lugar el primer desfile militar del Ejército Popular de Liberación de los últimos diez años. Saldrá de la inmensa Avenida Chang´an y concluirá en la gran plaza ante la dirección del Partido Comunista Chino, el cuerpo diplomático y una nueva imagen del Gran Timonel, Mao Zedong, en la entrada de la Ciudad Prohibida.

El Ejército Popular, el más numeroso del mundo, «mostrará el salto cualitativo de sus arsenales», anunció el ministro de Defensa, Liang Guanglie. Concretamente exhibirá «52 tipos de equipamientos militares 100% chinos, el 90% de ellos por primera vez», informó el general Gao Jianguo, portavoz de la organización del desfile, que será secundado desde el cielo por 150 aviones.

Los expertos occidentales esperan con expectación el desfile y elucubran sobre el nuevo armamento chino: una nueva versión del Dongfeng 31, un misil intercontinental capaz de alcanzar suelo estadounidense, el Dongfeng 21 de mediano alcance, o el avión de caza Jian-10.

Ni en los Juegos Olímpicos

Los fastos llegan acompañados de un despliegue policial aún mayor al que se vivió en los Juegos Olímpicos de 2008.

Se han instalado detectores de metales en las estaciones de metro céntricas y la vigilancia en aeropuertos y estaciones se ha incrementado, así como los controles de los vehículos que entran en la capital.

Como ocurre en este tipo de fastos, los pequineses han vivido meses de molestias. Li resume resignado la situación. «Es la manera china. Cuando (las autoridades) quieren organizar algo, lo quieren perfecto y con garantías de que no ocurra nada».