Las encuestas auguran el «sí» al Tratado en el segundo referéndum irlandés
Aunque las encuestas apuntan a una pequeña ventaja a favor de aquellos que apoyan la aprobación del Tratado de Lisboa, el resultado final de la votación de mañana -que no se conocerá hasta el sábado, debido al recuento manual de votos- sigue siendo impronosticable.
Soledad GALIANA |
Los primeros electores ya han depositado su voto en el segundo referéndum sobre el Tratado de Lisboa que tiene lugar en Irlanda. Los colegios electorales abrieron sus puertas ayer a los casi ochocientos votantes de las islas en la costa noroccidental de Irlanda de Arranmore, Gola, Inishboffin, Inishfree y Tory, mientras que los casi 1.400 electores de las islas de Aran, Inishboffin, Glare, Inishbiggle e Inishturk votan hoy. El calendario escalonado de votaciones en Irlanda se debe a la posibilidad de que el mal tiempo impida la votación en las islas.
La encuesta más reciente, publicada el pasado domingo por el dominical «Sunday Business Post», apuntaba a que 55% de los votantes apoyaran el Tratado, frente a un 27% que lo harán en contra. Pero la clave está en el 18% de indecisos, que junto con los más recientes escándalos financieros y políticos del gobierno de Dublín, podrían volver a darle la vuelta a la votación.
¿Segundo y último?
En el día de ayer, el último de campaña antes de iniciarse el período de reflexión del jueves, el primer ministro irlandés y líder de Fianna Fail, Brian Cowen, pidió al público que ignorara los problemas políticos mientras pedía el apoyo de los irlandeses para el Tratado, a la vez que afirmaba que éste era el último referéndum sobre el texto, independientemente del resultado, aunque quizás esta decisión no vaya a ser su responsabilidad, ya que se augura que una nueva negativa a la aprobación del tratado podría precipitar la convocatoria de elecciones, y el líder de la oposición, Enda Kenny, del Fine Gael, que aspira a hacerse con el gobierno de Irlanda tras las próximas elecciones, ya ha confirmado que no desdeña la posibilidad de un tercer referéndum si el documento es rechazado en una segunda ocasión.
Las últimas polémicas que han rodeado a las elecciones del Gobierno para los puestos directivos de compañías estatales, y su malgasto de fondos públicos, junto con los pagos millonarios a éstos para asegurarse sus dimisiones cuando el escándalo alcanza al público, siguen en la mente de todos, así como los posibles recortes presupuestarios que afectarían a los servicios públicos, mientras que el Gabinete de Cowen facilita fondos a los bancos para cerrar los agujeros negros creados por créditos desmesurados y especulativos a constructores.
Pero a la hora de pedir el voto a favor del Tratado, Cowen rompe con sus propias reglas para enlazar el destino económico de Irlanda con el resultado del referéndum, recordando que «ninguno de los mayores inversores en este país ha pedido el `no', mientras que el 90% de la gente que crea empleo, tanto en pequeñas como medianas o grandes empresas, han dicho que el `sí' ayudará a proteger y crear empleo».
Sin embargo, el presidente de Sinn Féin, Gerry Adams, rebate los argumentos económicos de Cowen apuntando a que la aprobación del tratado llevaría a tocar fondo en lo que respecta a los derechos de los trabajadores, y también repercutirá negativamente en la agricultura y la neutralidad de Irlanda. «Necesitamos una Irlanda mejor, como necesitamos una Unión Europea mejor», declaraba Adams. «Ésta debe ser una Europa social, donde los derechos de los ciudadanos sean protegidos», añadía el líder republicano.
Según Brian Cowen, primer ministro conservador irlandés, este referéndum no es sobre «política como siempre. Va más allá de cualquier cuestión partidista, organizativa o local. Es sobre el futuro del país».
A juicio de Gerry Adams (Sinn Féin), «los que dirigen la campaña del 'sí' son los mismos políticos y empresarios que han llevado a este país y a la Unión Europea a la peor crisis económica de los últimos sesenta años».
«Los medios no han preguntado por qué otros ciudadanos europeos no han votado sobre el Tratado. Me temo que la respuesta es que el poder sabía que sería rechazado», dijo Jo Tully, de Mujeres dicen No a Lisboa.
Un grupo de senadores conservadores checos recurrió el pasado martes al Tribunal Constitucional para tratar de impedir que entre en vigor el Tratado de la Unión Europea que reforma las instituciones europeas.
Con este movimiento, los senadores pretenden que se compruebe si el Tratado, heredero del proyecto abortado en 2005 de Constitución Europea, se ajusta a la ley fundamental del país centroeuropeo.
El liberal Jiri Oberfalzer (ODS), uno de los autores, apuntó que el Tribunal deberá decir claramente si la UE es una «organización internacional» o un «superestado».
Los comentaristas políticos interpretan que este obstáculo busca ganar tiempo hasta las elecciones británicas, ya el candidato David Cameron, que espera ganar, anunció que convocará un referéndum en su país. GARA