Río de Janeiro será la sede de los Juegos Olímpicos de 2016, según dio a conocer el Comité Olímpico Internacional en un acto celebrado ayer en Copenhage. La ciudad brasileña se impuso finalmente a Madrid, Tokio y Chicago, por ese orden, cumpliendo así gran parte de los pronósticos y otorgando a Sudamérica, por primera vez en la historia, la oportunidad de demostrar su potencial como organizador de la cita olímpica. Hasta la fecha, la antorcha ha recalado 30 veces en Europa, 5 en Asia, 12 en Oceanía y 12 en América del Norte, 8 de ellas en EEUU. Ninguna en Sudamérica. Todo un argumento a favor de Brasil, cuyo presidente, Lula da Silva, subrayó que los juegos de 2016 no serán sólo cariocas, sino de «toda Sudamérica».

Con el acto de la proclamación de la sede se cerraba un largo proceso en el que cada candidatura ha desplegado sus armas (confesables e inconfesables) en una competición en la que a menudo se ha dejado al margen el mismísimo espíritu olímpico. Todas se jugaban mucho, demasiado, y no precisamente en el terreno deportivo. Aunque algunos han sudado: Gallardón ha dado varias veces la vuelta al mundo tratando, sin éxito, de «colocar» la capital española al COI.