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Dabid LAZKANOITURBURU I Periodista

El gato y el ratón y la cuestión nuclear iraní

La cuestión del programa nuclear iraní es como el juego del gato y el ratón. Teherán trata de ganar tiempo para convertir en irreversible su condición de potencia regional mientras el club de las grandes potencias nucleares, espoleadas siempre por EEUU y sus incondicionales aliados occidentales, demoniza a Irán y se presenta, en un ejercicio de cinismo inigualable, como garante de la no proliferación nuclear.

Aquí miente hasta el apuntador. Irán reitera su letanía del carácter civil de su programa. Tonto sería si no buscara el arsenal nuclear cuando está a tiro de los misiles nucleares israelíes y visto cómo se las gastó EEUU con los enemigos débiles, mentirosamente inflados, como Irak.

Lo de Occidente es, si cabe, más grave. Que Washington y París se lleven las manos a la cabeza cuando han instaurado, en los últimos años, la doctrina del «primer uso» (preventivo le llaman) del arma nuclear llevaría a risa si el que nos ocupa no fuera un tema tan serio como el de la destrucción asegurada (varias veces) de la Humanidad. El colmo de los colmos es que EEUU ha llegado a sopesar el lanzamiento de bombas nucleares anti-bunkers (mininukes) contra los sitios nucleares iraníes.

Cierto es que el TNP incluye el compromiso de los países no nucleares para seguir siéndolo. Pero exige a su vez a las potencias negociar con vistas a la prohibición universal del arma atómica. Se dirá que Obama ha incluido ésa entre sus promesas. Cuestión de fe. No creemos a Irán pero sí a EEUU...

Los que no se despojan de sus arsenales nucleares tratan de «convencer» a otros para que no los adquieran. Consejos vendo...

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