GARA > Idatzia > Eguneko gaiak

60º ANIVERSARIO DE LA REPLÚBLICA POPULAR CHINA

Más allá de aniversarios

Coincidiendo con los preparativos del 60º aniversario de la fundación de la República Popular China, el plenario del Comité Central del Partido Comunista no ha terminado de deshojar la margarita de la sucesión de Hu Jintao, pero ha servido para apuntar los retos que afronta el país. Destaca la lucha contra la corrupción, la búsqueda de la armonía social e interétnica y la democratización interna en el partido.

p008_f05-98X140.jpg

Txente RECONDO I
 
Los días previos a las celebraciones han venido marcados en cierta medida por la celebración del cuarto plenario del 17 Comité Central del Partido Comunista de China (PCCh). Tras su conclusión, muchos analistas han coincidido en una sorpresa relativa al no haber sido nombrado el actual vicepresidente, Xi Jinping, como miembro de la poderosa Comisión Militar Central (CMC). Desde hace algún tiempo, Xi ha sido señalado como el futuro sucesor de Hu Jintao, y este revés es interpretado ahora en el marco de una lucha soterrada por el poder, y en que, al menos de momento, la sucesión no parece estar tan clara.

En la citada sesión, los dirigentes chinos reconocieron además que China debe afrontar diversos problemas en materia de política doméstica. Así, apuntaron que la corrupción, las tensiones étnicas y las desigualdades sociales son fuentes de incidentes y protestas a abordar sin dilación.

Por todo ello, han apuntado alguno de los retos más inmediatos. Así apuestan por mantener la estabilidad y el crecimiento económico en el país, acrecentar la lucha contra la corrupción, buscar la «armonía» entre las distintas etnias y pueblos que habitan en las fronteras del actual Estado chino, e incrementar la democracia interna en el PCCh.

En estos sesenta años China ha cambiado mucho, pero el rápido crecimiento de estas décadas también ha tenido su coste. En la esfera doméstica, las desigualdades sociales han abierto una importante brecha entre la ciudad y el mundo rural. Esto ha hecho que las migraciones del campo hacia las urbes se hayan convertido en un serio problema demográfico y económico. Además, la percepción de esas desigualdades también ha generado importantes protestas y disturbios en el país. Tan sólo el año pasado se contabilizaron más de 100.000 (en China, oficialmente una protesta de más de cien personas se presenta como incidente).

Los problemas medioambientales, ligados al crecimiento económico de estos años, son otro reto que los gobernantes chinos intentan subsanar.

Pero destaca sobre todo la corrupción, una grave amenaza para el PCCh y que ha llevado al propio Hu Jintao a señalar que es un caso de «vida o muerte» si no se quiere que la gente acabe desilusionada con el partido. Las medidas contra importantes dirigentes acusados de corrupción, o incluso altos cargos de empresas privadas y públicas, logran paliar ese problema en cierta medida, pero todavía está muy extendida la percepción popular que une corrupción con algunos cuadros del partido.

Preguntada en televisión sobre qué querría ser de mayor, una niña de seis años contestó que «un funcionario corrupto. Mi madre me dice que esas personas tienen muchas, muchas cosas en sus casas».

Los dirigentes chinos llevan tiempo poniendo en marcha toda una serie de reformas y medidas políticas. Por un lado para frenar ese «cáncer», pero al mismo tiempo para reforzar la participación a nivel local de las bases del PCCh, buscando dotarlas de los mecanismos necesarios para que sus demandas y quejas sean atendidas. En ese sentido, el papel de los sindicatos y los comités en pueblos y ciudades han logrado algunos avances.

Hu Jintao lleva tiempo apostando por el «socialismo con características chinas», y buscando fórmulas que permitan solventar algunos de eso problemas. La actual generación en el poder estaría incentivando un sistema de «consultas» en el que papel de fuerzas ajenas al PCCH podría contribuir a mejorar la situación y corregir algunos de los defectos señalados.

A nivel internacional, China seguirá con su papel de potencia emergente, y apostando claramente por un mundo multipolar. Esa estrategia pone en entredicho la hegemonía de EEUU y acentúa las dificultades del actual sistema unipolar. Los estrategas chinos presentan un año 2020 en el que «una superpotencia y cuatro grandes potencias» marcarán la balanza mundial. Es evidente que en esa situación China no dejará de aprovechar sus oportunidades para impulsar un nuevo orden económico y político mundial.

Si ya de por sí las predicciones futuristas no son nada fáciles, qué decir de la República Popular de China, con su complejidad y heterogeneidad. Hace algunos años, cuando se produjo el colapso del espacio soviético, muchos «sinólogos» anticiparon un efecto dominó que acabaría con el actual régimen chino. Con el paso del tiempo esos augurios se han mostrado totalmente erróneos.

A día de hoy el futuro de la RPCh está íntimamente ligado al devenir del propio PCCh. A pesar de su atrofia en muchos aspectos, es una poderosa organización que controla todos los resortes del Estado. Y parece que por mucho tiempo.

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo