Revancha de la final del Parejas en Biarritz
La revancha de la final le dio la razón a Oier Mendizabal
Martínez de Irujo aprovechó las facilidades dadas por el zaguero rival y el frontón para dar una exhibición.
Jon ORMAZABAL |
Pocos minutos después de que una escapada con 21-21 en el marcador les hubiera privado de calarse su segunda txapela del Parejas consecutiva, Oier Mendizabal realizó unas premonitorias declaraciones que la revancha de ayer se encargó de ratificar. «A pesar de la derrota, creo que tenemos que estar satisfechos. Creo que es bastante más duro perder 22-5 e irte a casa derrotado, pero hemos estado ahí, hemos estado a un tanto de ganar la txapela», declaró el zaguero de Añorga en la sala de prensa del Atano III el 30 de marzo y ayer lo pudo comprobar en sus propias carnes.
Como en tantas y tantas películas, la segunda parte resultó un auténtico fiasco en el que nada se pareció lo más mínimo a la versión original. Las circunstancias del remake resultaron tan distintas como el desarrollo del espectáculo que ofrecieron los cuatro protagonistas ayer en el Plaza Berri de Biarritz. El propio Oier Mendizabal fue el pelotari que más lejos estuvo de aquella magna cita, a la que llegó en mucha mejor forma. Ayer entregó mucha pelota y Martínez de Irujo lo aprovechó en un frontón agradecidísimo a los rematadores.
Al margen de la mala tarde de Oier Mendizabal, las peculiares condiciones del Plaza Berri biarritztarra fueron otro factor determinante en el desarrollo de un partido en el que Fernando Goñi sólo tuvo que dar 38 pelotazos para llegar al cartón 22. Y es que, con un frontis tan lento y un suelo tan rápido, en el que la pelota apenas botaba, Juan Martínez de Irujo se puso las botas -de paso se desquitó de su mala noche la víspera en Zierbena-, incluso ante un excelso defensor como Aimar Olaizola, que nada pudo hacer ante los remates del de Ibero.
La mayor pena fue, sin duda, la de los pelotazales lapurtarras, a los que se les hizo muy corto.