La final del hasta ahora trofeo fetiche del Baskonia, fue espectacular en todos los sentidos. El Madrid y el Barça tiraron de argumentos ofensivos para razonar el porqué de su favoritismo en esta Liga ACB. Fue un partido jugado a un ritmo endiablado. La afición canaria disfrutó de lo lindo, aunque el final fuera algo desconcertante. Quedaban pocos segundos para el final y el Barça vencía 84-82. Navarro falló dos tiros libres y la opción volvía a ser del Madrid. Pero justo entonces, Prigioni, que no jugó mal hasta entonces, regaló el balón a los rivales, dejando a Mickael la opción de sentenciar el partido (86-82). El Barça empieza como acabó, con un título.

Sin embargo, el aperitivo a la final no pudo ser mejor, y parece que los consursos de triples y mates han recuperado su mejor nivel. Pedro Robles se erigió como el mejor pistolero del día; ganó a Voskuil y a Carroll para pasar a la final, y en ella se encontró de frente al prometedor jugador del Manresa Sergiy Gladyr. El ucraniano pasó por encima de Dean y del favorito Louis Bullock. Pero Robles hizo la exhibición de su vida en la final y erró tan solo 3 tiros, sumando 31 puntos. Inalcanzable.

El show no bajó ni un ápice en el de mates. Barbour, Llull y Kalykenas lo intentaron, pero poco pudieron hacer ante el ímpetu y el carisma de Eyenga. El jugador del Joventut deleitó a los canarios con simpáticas alusiones a la afición, y en un alarde de potencia, realizó las mejores maniobras para meterse en el bolsillo al público, y al jurado del concurso de los «crujearos».