Alberto Iñurrategi, Juan Vallejo y Mikel Zabalza hablaron ayer sobre el intento de coronar la cara Norte del Everest en estilo alpino, que no lograron culminar. Como casi siempre en la alta montaña, la meteorología dictó sentencia. El fuerte viento fue esta vez el obstáculo que impidió alcanzar el objetivo, tras un primer intento que estuvo cerca de acabar en tragedia.

La expedición Naturgas Hornbein'09 pretendía escalar el techo del mundo a través del corredor Hornbein, 3.000 metros de empinada pared de nieve y roca. Apenas tres meses después de su última expedición al Himalaya, en la que intentaron la cumbre del Makalu, los tres alpinistas vascos se enfrentaban a un nuevo reto en el que se aúnan las dificultades propias de la ruta escogida con las específicas del estilo alpino: sin sherpas, oxígeno, campamentos de altura o cuerdas previamente instaladas para alcanzar la cima.

La expedición apuesta por ese estilo que reivindica la esencia del alpinismo puro. La preparación comenzó en casa e incluía sesiones dentro de cámaras hipobáricas que les permitieran vivir en condiciones de altitud similares a las del campo base.

Iñurrategi dejó claro que les gustaría terminar el trabajo: «En un primer momento el balance puede ser perfectamente de frustración, por no haber tenido una oportunidad sólida de poder intentarlo debidamente. Y en cambio, venimos con el convencimiento de haber intentado una montaña por una ruta muy atractiva, muy interesante, de haber estado física y técnicamente preparados para abordarlo. Hemos venido con ganas y con ilusión de volver a intentarlo en caso de que se nos presente otra oportunidad».

El pasado sábado, tras dos semanas a la espera de un parte meteorológico propicio en las que hubo de todo, la expedición se vio obligada a renunciar.

«El momento más crítico fue el ataque a cumbre, el 25 de setiembre. Partimos con una previsión meteorológica muy buena, sin ninguna fisura entró una tormenta de estas imprevisibles que suelen darse en el Himalaya y nos trastocó los planes. Empezó a nevar, y como no fue una nevada muy copiosa esto hizo que se precipitaran muchísimas avalanchas por toda la cara Norte del Everest. Vivimos una situación bastante tensa. En mitad de la noche tuvimos que salir prácticamente reptando de la tienda, porque una avalancha nos había sepultado. Hicimos un ejercicio de supervivencia casi extremo. Tuvimos que refugiarnos debajo de una piedra para pasar el resto de la noche y para que no nos alcanzaran más avalanchas. Ahí se acabó el intento de cumbre. A la mañana siguiente descendimos como pudimos y esa fue la ocasión truncada que tuvimos de cumbre, a partir de ahí el mal tiempo se instaló y no volvimos a tener una oportunidad para volver a intentarlo», recordó el propio Vallejo.

De cara al futuro tienen proyectos aunque sin perder de vista su filosofía insistió Zabalza: «¿Planes?, mil, demasiados diría yo. Esto va a depender de los patrocinadores, que sigan confiando en nosotros y en nuestra forma de ver y de hacer alpinismo. Lo que sí tenemos claro es que no vamos a bajar el listón por intentar que el sponsor se quede contento. No vamos a ir por vías normales y muy asediadas. Vamos a intentar seguir siendo cuando menos originales. El proyecto del Everest sigue ahí, es un sueño que, como todos los sueños, si no se cumple sigue siendo un sueño y no se desvanece. A mi me encantaría volver al Everest por el Hornbein y para el año que viene ojalá que los tres, que nos llevamos bastante bien, podamos volver de expedición. Pero todavía no hay un objetivo decidido y claro, y sobre todo va a depender de que nos sigan apoyando los patrocinadores», dijo Zabalza, precisamente recién elegido por votación popular como el mejor deportista masculino navarro de la temporada 2008/09.