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«Creer en las personas es esencial ante el modelo actual imperante»

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Koldo Saratxaga
Miembro de K2K emocionando y de GBE-NER

Koldo Saratxaga, consultor de K2K Emocionando y ex coordinador general de Irizar, está al frente de una nueva sociedad, GBE-NER Elkartea, que asocia a Ampo, Ipar Kutxa, GHZ, Icaza, Ekin, Lancor, Walter Pack, Ingemat y Estudio K. Tratarán de llevar a la persona al centro de los proyectos para crecer. Saratxaga afirma que las empresas de Euskal Herria no mejorarán si no lo hace su estilo de relación.

Juanjo BASTERRA | BILBO

Koldo Saratxaga creó «un estilo de hacer» en Irizar, situando a la persona en el centro de la organización. Desde hace cuatro años que abandonó esa cooperativa trabaja en K2K Emocionado, una consultora que ha sido capaz de unir a diez sociedades para avanzar en la innovación desde la persona.

¿Cúal es la inquietud que mueve a Gizarte Berria Eraikitzen (GBE-NER) Elkartea?

Quienes estamos ahí llevamos décadas intentando de una manera muy humilde practicar un estilo organizacional diferente y queremos ser una referencia. Siempre ponemos a las personas por delante, porque en las organizaciones al uso no tienen mucha cabida. Es evidente que nos mueve una sensibilización social, que tiene que ver con la educación y con la sociedad. Nos han llevado a la empresa independiente como un lugar para ganar sólo dinero, pero creemos que debe ser un lugar eficiente y compartirlo con los que lo generan porque somos parte de la sociedad. Tenemos que ser generosos con la sociedad. Así, nace la idea de hacer algo muy plural y diferente en ideologías.

¿Se llega a este nuevo estilo porque el modelo económico actual ha quebrado?

Viene de antes. Quizá sería prepotente decir que nos da la razón, pero tiene muchas consecuencias negativas para un 10%, un 15% ó un 20% de la sociedad, para los millones de parados en el mundo a consecuencia de la crisis generada por esos sinvergüenzas. En crisis estábamos, estamos y estaremos. Me niego a hablar de brotes verdes, como si hubiera salido de la crisis. Creo que tenemos que seguir los principios de la medicina tradicional: ver las causas para poner la receta.

¿Cuál es la receta a su juicio?

No creo que sea inyectar dinero a los bancos y a los ayuntamientos para levantar las aceras y para que podamos decir que hemos creado 500.000 puestos de trabajo que en cuatro meses van al paro. Debemos ver las causas, que son de valores, de visión global del mundo, que está desequilibrado. Ver que no hemos tenido un 0,4% ó un 0,7% para poner para los pobres y de repente ponen un 5% para la banca y las multinacionales. No había un 0,7%, y de repente hay un 5% para salvar a quienes nos han acelerado la locura a esa situación desequilibrada del mundo. Creo que no mejorará la situación económica para las empresas de este país como no mejore el estilo de relación, la manera de hacer empresa y la manera de hacer que las personas sean las que aporten, porque lo pueden hacer.

¿Otros empresarios, que le escuchan, entienden su discurso?

Sí me entienden, pero siguen con su perspectiva. En este proyecto hay un puñado de sociedades que han visto una nueva oportunidad. Ese cambio está sin hacer, porque la mayoría sigue con ese modelo imperante, con un estilo y una relación no transparente, no quieren compartir con la organización lo que ocurre, lo que hay. Así no se avanza, menos en esta crisis.

¿Este nuevo estilo organizacional es más fácil de aplicarlo en empresas pequeñas?

Es más rápido llegar a las personas, sin duda, pero lo hemos hecho en empresas grandes, en Irizar, por ejemplo, en Ampo o en Ipar Kutxa. Es igual de complejo, pero cuesta salir de la cultura imperante actual.

¿La universidad y las escuelas necesitan cambiar para no educar sólo bajo la perspectiva del modelo neoliberal?

Sin duda. No educamos a los jóvenes para formar parte de la cadena, sino para ser generosos, compartir con los demás, para no mirar para tí sólo. El modelo educativo está como está. En el aula, estás viendo nucas cuatro horas al día y cómo un señor o una señora explica lo que ella cree, contándote sus experiencias, cuando quien tiene que experimentar eres tú. Lo que te forma son tus experiencias.

¿La persona debe ser el epicentro también ahí?

Nos han enseñado que el líder tiene que escuchar, pero también tiene que ver. Las aulas no están preparadas para el debate. Te pasas años y años escuchando, pero cuando terminas, si tienes que ir a defender tus ideas, no sabes, porque en tu formación sólo has visto nucas.

¿Si se hubiera aplicado este estilo que dice seríamos más innovadores?

Desde luego, este país no estaría en la mediana de Europa, aunque mejor que las demás comunidades españolas. Estaríamos en la cabeza. Si desde hace 20 años hubiéramos cambiado la educación, innovando de verdad, estaríamos a la cabeza.

Pero los gobiernos dicen que han impulsado la innovación.

Sí, pero sólo nos ha permitido estar en la mediana de Europa, cuando podríamos haber estado a la cabeza de Europa. Es el problema de poner el listón. En sus puestos hubiéramos hecho lo mismo probablemente. Tal y como está montado el sistema político no tienen recorrido para hacer los grandes cambios.

«Mondragón es una sociedad al uso»

¿Qué opina, desde fuera, de la experiencia de Mondragón?

Mondragón es una maravilla de este país. Es un fenómeno. Estoy orgullosísimo de haber estado 20 años, pero cuando hablo de Mondragón, hablo de 80.000 ó 90.000 personas y me parece una maravilla. Pero si tengo que hablar de la gestión de quienes han conducido a ese grupo en los últimos años, ahí está mi desacuerdo.

¿Avanza hacia una sociedad mercantil más?

Sí, sí, sí. En la última década, estuve dentro y marcaba mis discrepancias, ya se notaba esa evolución. Era más crecer por crecer que hacer organizaciones diferentes en el que las personas fueran los actores. En mi experiencia actual no distingo diferencias entre unas y otras sociedades. Irizar sí marcaba diferencias, pero no era una referencia a seguir en el grupo.

¿GBE-NER es un proyecto que tiene mucho futuro?

Sí. Esperamos que esto despierte a organizaciones o personas, a las que les falta dar el paso, y tengan con quién apoyarse. La solidaridad es muy importante. La innovación es innata a la persona. Un actor se aprende la idea y, ante cualquier dificultad, improvisa. Nuestro estilo es generar una dinámica innovadora, que te lleve a un sueño. Así, además, seremos capaces de soportar mejor la crisis y, desde luego, despegaremos mejor. J. BASTERRA

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