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Raimundo Fitero

Cápsulas

El doctor House no acostumbra a recetar cápsulas. Ha vuelto con fuerza, cumple, nos interesaremos por sus asuntos en breve. De momento nos tomamos unas cápsulas. Pastillas, píldoras, dosis, sobresaltos o como se quiera llamar el uso desorganizado del mando a distancia o el fruto de una sesión paranormal, la que sucede cuando alguien se coloca delante del electrodoméstico esencial, se duerme y a la vez sigue recibiendo de manera telúrica la programación, sus anuncios y es capaz de asimilar parte de lo que ha sucedido no como si fuera fruto de un sueño, sino como una experiencia extra sensorial real.

Así yo digo que no sé si era una cámara de seguridad, una cámara oculta, un vídeo de Youtube, o una noticia reseñable, pero he visto como cae un cochecito de niño a las vías de una estación de metro, llega un convoy que en teoría pasa literalmente por encima y nos aseguran que el niño no ha sufrido ni un rasguño. Sergei Einsestein nos dejó para la historia del cine una de las escenas más terroríficas con el cochecito cayendo por unas escaleras. Lo que nos dieron todas las cadenas en este caso era más patético. Se ofreció como real. Lo asimilo como real en tanto se puede entender como real lo mediatizado por una cámara, un montador, una locución y una emisión universalizada. No obstante, espero desmentido.

Como se ha desmentido que en un globo que fue seguido durante dos horas por las cámaras en un lugar del paraíso gobernado por Obama iba un niño. Un niño que estaba escondido en el sótano de su casa, jugando, pero que se entendió que era el que había puesto en marcha el globo de helio. Aquí hay otros antecedentes familiares, con participación en algún reality de uno de sus progenitores con lo que la llave de la suspicacia se abre de manera espontánea y uniendo una cosa con otra se nos va completando el puzzle.

Aunque la cápsula definitiva, la que completa las sensaciones de estar viviendo en un mundo paralelo es ver a la nietísima del caudillo Carmen Martínez Bordiú recibiendo un premio a la mujer menopáusica del año. Su discurso sobre su excelente vida sexual se debe admitir como ejemplarizante. No me río. Que no me río, oiga, que no.

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