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ANÁLISIS I MULTITUDINARIA MANIFESTACIÓN EN DONOSTIA

Una marea humana en la piscina

La marea humana que ayer salió del túnel del Antiguo para inundar todo el centro de Donostia muestra las posibilidades históricas de la unidad abertzale y explica los miedos de Madrid. Hay mucha agua en la piscina para dar pasos aunque se consideren arriesgados. El camino está marcado.

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Iñaki IRIONDO I

El trabajo de Arnaldo Otegi, Rafa Díez, Arkaitz Rodríguez, Miren Zabaleta, Sonia Jacinto y otros muchos va dando sus frutos. Basta ver la respuesta que tuvieron anteriores redadas contra otras supuestas reconstrucciones de mesas nacio- nales y compararlas con la inmensa manifestación que ayer recorrió Donostia. No es que estos detenidos caigan mejor que otros, puesto que pasados encarcelamientos del propio Arnaldo Otegi no despertaron una contestación tan enorme con una convocatoria tan plural. Lo que ocurre es que hace meses que se vienen asentando las bases para poner en marcha una estrategia independentista eficaz, y los dirigentes de las principales organizaciones abertzales -como ELA y también EA- tienen constancia de la seriedad de la labor que los detenidos venían desarrollando. Por eso ha sido posible que ahora dieran el paso de llamar a salir a la calle.

Alfredo Pérez Rubalcaba se ha equivocado de cabo a rabo, hasta el punto de que algunos de los partidos que había elegido como interlocutores para tratar de que le acompañaran en su intento de sabotear la iniciativa política que preparaba la izquierda abertzale no han tenido más remedio que sumarse a la protesta de ayer. Allí estuvo buena parte del EBB del PNV, representado por los presidentes de sus distintas ejecutivas regionales. El ministro del Interior aseguró por la mañana que «ya les dije» al PNV en qué andaban los ahora detenidos. Debe ser que los jeltzales no le creyeron o tienen sus propias fuentes de información y, desde luego, conocen suficientemente la realidad de Euskal Herria como para saber que ni los encarcelados ni todos quienes ayer se manifestaron en Donostia están a las órdenes de «una estrategia político militar diseñada por ETA», como dice Rubalcaba.

Lo que ayer se pudo ver en Donostia fue la representación de una importante parte de la ciudadanía vasca que no quiere aceptar atropellos antidemocráticos y hasta se siente a gusto reivindicando conjuntamente la independencia. A partir de la convocatoria de la mayoría sindical, fueron muchas y diversas las siglas que se adhirieron al llamamiento. Pero a nadie que observara la sociología de la marcha se le puede ocultar que en una gran mayoría se encontraba nutrida por la base de la izquierda abertzale.

Es una base a la que el golpe propinado por Rubalcaba y Baltasar Garzón ha conseguido cabrear, casi en la misma medida en la que se va llenando de ilusión al ir conociendo los frutos del trabajo que han desarrollado los ahora detenidos. La manifestación de ayer, al menos en lo que corresponde a una buena parte de los asistentes, se puede considerar también un homenaje a la labor de Otegi, Díez, Zabaleta, Jacinto y Rodríguez.

Pero las manifestaciones pasan y a la base del independentismo le queda ahora el trabajo pendiente de llenar de contenido y llevar a la práctica la iniciativa diseñada. Y mal que le pese al diseñador de este torpe intento de boicotear el salto previsto por la izquierda abetzale, lo único que ha conseguido es espolear a su militancia y, probablemente, aumentar la asistencia a los debates y la asunción general de los principios del proceso democrático.

La marea humana de ayer debe servirle a la izquierda abertzale para ver que hay agua más que suficiente para dar pasos, por arriesgados que resulten. Y un mensaje similar deben entender también el resto de organizaciones independentistas que ven la necesidad de una confluencia de las opciones soberanistas. Hay camino para recorrer conjuntamente y voluntad de hacerlo.

No será fácil, eso es evidente. Y también está claro que surgirán contradicciones, como ayer mismo se pudo comprobar en algunos momentos y espacios de la manifestación. Pero quedó claro que con voluntad y trabajo certero, sabiendo cada cual de dónde viene el otro y sobre todo adónde se quiere ir, es posible alcanzar una estrategia común. A eso le tiene miedo Madrid y quién sabe si también alguno de los que se sumó a última hora a la marcha. Por eso ésa es la estrategia eficaz contra la que se han dictado estas órdenes de prisión.

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