GARA > Idatzia > Kultura

La odisea del busto de Nefertiti acaba en un renovado Neues Museum

El Neues Museum reaparece en Berlín como un bello tributo a los estragos del tiempo. Más desde esta semana, cuando ha vuelto a mostrar una de sus piezas más preciadas: el busto de Nefertiti, que regresa así al que fue su primer emplazamiento después de que fuera descubierto por arqueólogos alemanes en 1912. Mientras Egipto sigue reclamando la pieza como propia, Nefertiti vuelve a lucir con su inquebrantable poder hipnótico.

p050_f01_147x108.jpg

GARA |

El Neues Museum de Berlín ha recuperado esta semana su mayor joya: el busto de Nefertiti. La historia de ambos, la del busto y la del museo, ha sido muy ajetreada desde que tuvieron su primer contacto. El busto fue depositado en el centro alemán tras ser descubierto por arqueólogos del mismo país en 1912. Desde la II Guerra Mundial, el Neues dejó de ser un buen hogar ya que fue destruido en los bombardeos y no ha sido hasta este año cuando ha vuelto a abrir al público, después de una costosa rehabilitación. Nefertiti, por su parte, recupera su protagonismo en la Isla de los Museos después de un largo peregrinaje por domicilios provisionales.

La Reina del Nilo, de unos 3.500 años de antigüedad, ha tenido una semana propia de una estrella. El jueves vivió su re-estreno, en el que volvió a estar sepultada por cientos de flashes de cámaras y equipos de televisión de todo el mundo. El viernes, ademas, la canciller Angela Merkel inauguró oficialmente el recuperado Neues Museum, que abrió ayer sus puertas a un público que, pese a la llovizna y las bajas temperaturas, hizo cola a las puertas del museo. Con acceso gratuito todo el fin de semana, se prevé una afluencia masiva de visitantes ávidos de contemplar a la Reina del Nilo.

Nefertiti y la estatua de su esposo, el faraón Akenaton, serán ahora sus vecinos, junto con el total de 35.000 piezas y 60.000 papiros que forman la colección del Museo Egipcio, repartidos entre las salas de exhibición y depósitos del Neues Museum.

A la reina se le ha reservado un espacio de honor, bajo la cúpula del ala norte del museo, que sí sobrevivió a los bombardeos. En las restantes tres plantas se distribuirán las otras piezas, incluido Akenaton, envuelto entre sarcófagos, relieves, joyas y papiros.

La Isla, ya recuperada

Con la inauguración de esta pieza, se cierra la recuperación del conjunto que se denomina la Isla de los Museos, que agrupa el Pérgamo, el Neues, el Altes, el Bode y la Alte NationalGalerie y que ha costado 1.000 millones de euros. La de Nefertiti no es una adquisición cualquiera, ni por su valor, ni por el viaje que ha vivido. De hecho, las autoridades egipcias siguen reclamando el busto como propio ya que fue, según defienden, sacado del país de forma ilegal. Un hecho que tiene como protagonista al arqueólogo alemán Ludwig Borchardt.

Antes de que Borchardt viajara en 1912 a Egipto y tuviera la suerte, para algunos, o la desgracias para otros, de encontrar a Nefertiti; ésta pasó sepultada y sin sobresaltos 3.400 años en el Valle de Amarna. Desde aquel 1912, no ha conocido el descanso. Al principio, fue presentada en la misma sede en la que ahora se puede ver: Neues Museum. Allí encandiló al Kaiser Guillermo II, que se llevó consigo una réplica a su exilio holandés, en 1918.

También cautivó al dictador Adolf Hitler. Con él, se vivieron alguno de los momentos más tensos con Egipto. Desde un principio, se negó a restituirla al país africano. Incluso llegó a ordenar que la ocultasen en una mina de Turingia. De Turingia la rescataron las tropas estadounidenses y durante décadas fue exhibida en el sector americano del Berlín dividido por el Muro. Primero, a las afueras de la ciudad y a partir de 1967, en el Museo Egipcio del barrio de Charlottenburg.

Tras la reunificación vinieron un sinfín de nuevas mudanzas en varios domicilios provisionales: primero fue colocada en el Kulturforum, entre los neones de un moderno complejo, y luego en el Altes Museum, ya en su Isla, mientras Chipperfield le acondicionaba un museo a la altura.

Una casa particular

La recuperación del edificio, arrasado por los bombardeos sobre el Berlín del Tercer Reich entre 1943 y 1945, también ha tenido un historia por detrás, con un presupuesto de 200 millones de euros. Para ello se ha contado con el trabajo del arquitecto británico David Chipperfield.

El arquitecto ha tenido decisiones polémicas desde un principio, por ejemplo optó por dejar al aire los estragos del tiempo y no maquillar siquiera los balazos que quedaron en su superficie. Por las mismas razones que a ningún restaurador se le ocurrió «recomponer» el ojo izquierdo de Nefertiti, a Chipperfield no le pareció oportuno llevar a cabo una reconstrucción piedra a piedra.

Lo que se comieron las bombas fue sustituido por nuevos materiales -piedra natural, hormigón y finas maderas escandinavas-, y ensamblado con las ruinas y partes originales que sí sobrevivieron. De la escalinata construida en 1843 por Friedrich-August Stüler, flanqueada por frescos de Wilhelm von Kaulbach, no quedó nada en pie y en su lugar Chipperfield diseñó una imponente réplica en piedra blanca desnuda, sin sombra de clasicismo. Para los adoradores de las reconstrucciones fieles esta obra será probablemente una perversión, pero desde que el museo reabrió sus puertas seis meses atrás, con las salas vacías, el creativo homenaje a la ruina y la cicatriz de Chipperfield se ha ganado el elogio general.

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo