GARA > Idatzia > Kultura

Ssbiduría sin emoción

«Ágora»

p051_f02_148x96.jpg

Koldo LANDALUZE I

En el excelente prólogo de «24 hour party people», el cineasta Michael Winterbottom utilizaba el mito de Ícaro para hacer un ácido símil descriptivo de lo que le ocurrió a Tony Wilson. Sin pretender caer en el tremendismo de lo que comúnmente se conoce por «ascensión y caída», algo muy similar se intuye cuando finaliza la proyección de «Ágora». De sobra es conocida la ambición que Alejandro Amenábar demuestra cada vez que emprende sus proyectos y, por ello, siempre son recibidos con gran expectación. Autocondenado por sus propias declaraciones a intentar el más difícil todavía, este cineasta atípico dentro del cine español y que siempre mira de reojo a Hollywood, se ha mostrado ante el público tal y como es; un autor dotado de un pulcro sentido visual que eclipsa por completo lo que, desde siempre, ha movido el motor del cine: las emociones. Esa carencia o negación a dar rienda a los sentimientos se convierte en el principal lastre de «Ágora». La fe ciega que Amenábar demuestra hacia el discurso teológico y filosófico que sustenta su trama, eclipsa por completo el comportamiento «terrenal» de los personajes y coloco entrecomillado lo de «terrenal» porque, en un ejercicio de cineasta-Dios, el autor de «Mar adentro» asciende a las alturas celestiales para mostrar a la humanidad como un voraz hormiguero condenado a su propia autodestrucción. En mitad de este caos de creencias y religiones que bullen en las entrañas de aquella Alejandría del siglo IV, la científica Hypatia emerge como la figura racional de un conglomerado religioso que amenaza con hacer saltar por los aires todo lo que la civilización se ha encargado de descubrir y velar para las generaciones futuras. Rachel Weisz asume con acierto todo el peso dramático de una historia que nunca funciona en la distancia corta porque Amenábar se olvida por completo de lo mucho que hacen falta los sentimientos para alcanzar la sabiduría. Quizás, por ese motivo, nos hubiera gustado tropezarnos con una Hypatia mucho más carnal y, por tanto, más creible.

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo