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Raimundo Fitero

Seres humanos

Repiten con énfasis demagógico las autoridades y sus oponentes: «Los parados no son solamente números, detrás hay seres humanos, personas, familias». Y tienen mucha razón. Es una buena manera de entender las circunstancias, pero si les tomamos el discurso, les podríamos indicar algunas situaciones que vivimos donde se debería aplicar la misma lectura. Recordarles que no solamente hay barcos secuestrados, un número concretado de marineros secuestrados, sino que detrás de cada uno de ellos hay una persona, una familia, etcétera. Por lo tanto en cada integrante del grupo que ha detenido al barco y a sus tripulantes tiene por detrás exactamente lo mismo: una persona, una familia, etcétera, etcétera. Y así por todo, con la guerras de Irak y Afganistán, en los emigrantes y podíamos seguir hasta el aburrimiento o la muerte por vergüenza.

Todo lo anterior viene a cuento por la barbaridad jurídica, médica, anatómica, política, informativa que estamos soportando como espectadores privilegiados con ese muchacho al que la infantería de marina española detuvo en las aguas del Índico, trasladó de manera dudosamente legal hasta España, lo puso en manos de los considerandos y los desideratums del excelentísimo señor don Baltasar Garzón y ahora lo andan analizando, escaneando, midiendo y pesando para saber exactamente la edad que tiene. Unos días amanecemos con el muchacho en un centro de menores y al siguiente en una cárcel, pero en todos los casos siendo un bulto, un espectro, alguien que es trasladado de un lugar a otro como si fuera una no persona.

El tratamiento que está sufriendo de parte del aparato jurídico, médico, forense represivo, es denigrante. Sea lo que sea el muchacho, está sufriendo la ausencia de la presunción de inocencia, asunto habitual en la democracia monárquica española, excepto para los corruptos políticos. No es necesario ser un lince para entender que sufre de una indefensión jurídica galáctica, y que huele mal, muy mal este caso. Vaya un poco de cinismo. Con lo que se están gastando en estas mamarrachadas e indagaciones ridículas podrían pagar el rescate y solucionar un problema que se está envenenando minuto a minuto.

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