CRíTICA teatro
Viaje con lastre
Carlos GIL
Sergio Mercurio, “El titiritero de Banfield”, juega con muñecos de diferentes tamaños y va creando un mundo poético en donde habla del viaje como un hecho trascendente. Después expresa sus capacidades creativas a base de una relación directa con los espectadores, una suerte de cabaré de cercanía, con muñecos-personajes muy marcados, característicos, casi estereotipos, que configuran un mundo muy especial, sobresaliente en cuanto a la cantidad de ternura mezclada con un desarraigo social.
El titiritero, sus creaciones de goma-espuma, la relación entre obra y creador y una relación caliente con los espectadores, con interpelaciones directas y participación constante. Este esquema requiere entendimiento, y el titiritero argentino realiza un esfuerzo descomunal: ofrece el espectáculo en francés, lo que consigue inmediatamente una empatía, una complicidad, un agradecimiento ya que se entiende todo, pero a la vez esta magnífica opción y esfuerzo (el titiritero no conoce suficientemente el idioma francés), se convierte, artísticamente, en un lastre. Pierde frescura, rotundidad, rapidez, ritmo, por lo que, reconociendo sus buenas historias, sus personajes bien construidos tanto en lo físico, como en sus rasgos subjetivos, su capacidad de manipulación y juego con sus criaturas, de poner capas comunicativas que van completando una peculiar magia, notamos esos defectos, menores, pero lo suficiente importantes como para estar ante lo correcto o lo excelente, y sentimos la necesidad de ver este mismo trabajo con el titiritero en pleno dominio de todos los elementos escénicos con los que juega. Tomaremos nota porque es un gran artista.
Obra: `«En camino»'.
Autor, director e intérprete: Sergio Mercurio. Función: «Les Écuries de Baroja» dentro de Les Traslatines.