Floren Aoiz www.elomendia.com
El movimiento se demuestra andando
El independentismo deberá ser capaz de lograr la complicidad de esos sectores no independentistas, con los que recorrerá un buen trecho del camino, pero es necesario que la estrategia vaya más allá de cualquier objetivo inmediato
Se ha hablado mucho de la necesidad y la conveniencia de convertir la foto del pasado sábado en Donostia en una sucesión de nuevos pasos. Es posible que algunos de los agentes que participaron en la manifestación no tengan intención de avanzar en esa dirección. Así, no parece muy lógico creer que la sorprendente presencia de representantes del PNV signifique un cambio en la estrategia de este partido. Cada cual verá cómo responde al desafío del actual momento político, pero creo que no habría que descartar nada. A fin de cuentas, quien decida dar un paso atrás o dar prioridad a las alianzas con el nacionalismo español quedará en evidencia ante esa marea social que reclama unidad de acción y eficacia en la defensa de los derechos nacionales de nuestro país.
No es momento de vacilaciones ni estrategias débiles, centradas en el corto plazo y los intereses partidistas. Salta a la vista la creciente complicidad entre las diferentes facciones del nacionalismo español, que gobierna ya en Iruñea y en Gasteiz y mantiene un frente común en Madrid en torno a la política represiva. Del mismo modo, el nacionalismo francés se niega a aceptar una reforma en profundidad del modelo de Estado que abra el camino a nuevas fórmulas como la autonomía demandada por amplios sectores de Ipar Euskal Herria. Estos dos nacionalismos, el español y el francés, no buscan un diálogo democrático con el abertzalismo, sino la prolongación del actual estado de cosas. No quieren una discusión abierta en igualdad de condiciones, no quieren que la sociedad decida, quieren evitar todo cambio. La suya es una estrategia fuerte y firme que no va a cambiar fácilmente porque, sobre todo en el caso del nacionalismo español, teme no poder remontar la crisis que supondría una decisión libre de la ciudadanía vasca.
Frente a esta cerrazón franco-española, cada día aparece como más necesaria una estrategia independentista vasca eficaz, fuerte, capaz de despertar ilusiones y agitar el panorama político.
Ya sé que no todas las personas que rechazan el agresivo frente españolista y sus pucherazos, imposiciones, arrogancias y crímenes son independentistas. Pero creo que la dirección del espacio social vasco debe llevarla el independentismo, porque no aspira a una mera reformulación de la actual situación de dependencia con respecto a los estados español y francés. El independentismo deberá ser capaz de lograr la complicidad de esos sectores no independentistas, con los que recorrerá un buen trecho del camino, pero es necesario que la estrategia vaya más allá de cualquier objetivo inmediato.
Ya están adelantando la nueva trampa: ETA quiere un espacio soberanista plural, luego cualquier paso en esa dirección es o bien actuar al dictado de ETA o hacerle el juego. Pretenden colocar al independentismo a la defensiva, como si tuviera que dar explicaciones. El reto ahora pasa por saltar este nuevo escollo y no tragarse el anzuelo. La manifestación del pasado sábado expresó un deseo de muchos miles de personas en este país y es preciso actuar con responsabilidad para no defraudar ese anhelo.