CRíTICA cine
«Siempre a tu lado, Hachiko»
Mikel INSAUSTI
He aquí la excepción que confirma la regla, porque «Siempre a tu lado, Hachiko» es un digno «remake» del clásico japonés «Hachiko Monogatari», según un argumento escrito originalmente por el maestro Kaneto Shindô.
La versión norteamericana merece existir porque está impregnada de filosofía oriental, pues no en vano el actor y productor Richard Gere rige su vida por el pensamiento zen, y no cabe duda de que en su oficio le ha ayudado mucho, a juzgar por lo que ha mejorado desde los tiempos de «Oficial y caballero».
La realización del sueco Lasse Hallström sigue las mismas directrices y podría compararse con la que Zhang Yimou aplicó a «Camino a casa», sólo que cambiando el protagonismo humano por el animal.
Y ahí radica lo curioso que Lasse Hallström aporta con «Siempre a tu lado, Hachiko», porque por primera vez hay un retrato de la psicología del perro, con abundancia de planos subjetivos. Es así debido a que la raza canina «akita» es muy especial y no se puede hablar de mascotas al uso, ya que, al igual que sus dueños, poseen una personalidad muy japonesa y forman parte de la cultura del país.
El sueco Lasse Hallström ha hecho, con el respaldo de la producción de Richard Gere, una película arriesgada que nada tiene que ver con la moda de comedias tontas sobre caniches y similares.
Es una obra mucho más profunda que no obedece a una narrativa convencional, al seguir un desarrollo puramente poético que maneja un sentido del tiempo suspendido.
El plano fijo del leal Hachi esperando inmóvil a su amo sobre el fondo de un árbol que va mudando las hojas con el paso de las estaciones, junto con su posterior aparición ya envejecido y caminando dificultosamente, es una lección de cómo plasmar el transcurso de las cosas dentro de un espacio único y a base de simples pinceladas.
Es la emotividad que se crea dentro de dicho escenario reducido la que trasciende lo cotidiano, gracias a personajes vinculados con el protagonista canino en el día a día, como el jefe de estación, el vendedor de salchichas o la librera de la esquina.