Las nuevas tecnologías al servicio de un relato clásico
«Cuento de Navidad»
De la misma manera que los turrones y adornos navideños ya están a la venta en los centros comerciales, en los cines se estrena con mucho adelanto la primera gran producción cinematográfica de las navidades. El 3D y la «captura de movimiento» se alían para dar una dimensión fantástica al clásico de Charles Dickens, con Jim Carrey como Mr. Scrooge.
Mikel INSAUSTI | DONOSTIA
Robert Zemeckis lleva los últimos años enfrascado en una cruzada personal a favor del sistema de «captura de movimiento», una tecnología en la que tiene puestas muchas esperanzas de futuro. Hay quien piensa que hipotecar toda una carrera dependiendo de la suerte de esta nueva técnica de filmación supone asumir un riesgo excesivo, pero el realizador de «¿Quién engañó a Roger Rabbit?» y «La muerte os sienta tan bien» siempre se ha sentido atraído por la experimentación, como si quisiera ser recordado por los hallazgos visuales que ayudaron a revolucionar la industria del cine.
No sé si dicha labor le será algún día reconocida, aunque está en el camino debido a que la actual crisis del sector precipita la necesidad de ideas innovadoras, por parte de cineastas que como él estén dispuestos a dar con fórmulas de entretenimiento que resulten más atractivas para el espectador. Es la razón por la que en «Cuento de Navidad» combina su apuesta personal de la «captura de movimiento» con el formato de proyección en 3D, con tal de encontrar la espectacularidad que la gran pantalla demanda a día de hoy en su intento por superar al home cinema, dando todo aquello que nunca podrá ofrecer un equipo doméstico de dimensiones reducidas.
Pero lo cierto es que hasta ahora la «captura de movimiento» no termina de convencer, sin que los anteriores intentos por imponerla con «Polar Express» y «Beowulf» hayan despertado el entusiasmo del gran público. El visionado de películas rodadas en este sistema produce una sensación de frialdad, habida cuenta de que las expresiones de los intérpretes no resultan humanas y carecen de vida.
La mirada, esencial
Dicen que es un problema relacionado con la mirada, rasgo esencial para transmitir emociones, para llegar a la audiencia. Los ojos de los actores y de las actrices parecen los de unos muñecos, y así es difícil que las historias que protagonizan lleguen a ser convincentes. El problema con la «captura de movimiento» es que deja la capacidad interpretativa en una tierra de nadie, dado que quienes se colocan delante de la cámara no saben si su trabajo les convertirá en personajes de carne y hueso o en simples dibujos animados diseñados a partir de sus rasgos, más o menos reconocibles.
La forma de actuar con «captura de movimiento» tiene que ser un tanto desconcertante para los profesionales de la interpretación, aunque en plena crisis de la industria del cine ninguno de ellos puede permitirse el lujo de rechazar un tipo de trabajo experimental que tal vez asegure su continuidad en los años venideros.
Se lo toman como si de un ensayo se tratara, incluso el actor británico Colin Firth ha declarado en una de las presentaciones de «Cuento de Navidad» que acaba siendo más radical que el teatro, porque el actor está totalmente solo sobre un fondo verde, y no tiene ninguna ayuda escénica, ni decorados, ni puntos de referencia. Todo el contenido de la secuencia se añade después en la postproducción, así que a la fuerza tienen que moverse en el más absoluto vacío.
El mayor desafío, sin embargo, consiste en crear la caracterización correspondiente desprovisto de vestuario. Lo único que llevan encima es un traje con sensores, que son los que han de servir de guía para que las cámaras capten sus evoluciones. En lo relativo a las tan discutidas expresiones faciales llevan varias minicámaras adosadas a un casco, pues son las que se encargan de seguir la parte más compleja del proceso. En el fondo se tienen que ver a sí mismos como auténticas cobayas de laboratorio.
Del éxito en taquilla de «Cuento de Navidad» depende el sí o no definitivos al sistema defendido por Zemeckis, quien esta vez cuenta con la proyección en 3D como aliada para ganarse al respetable. Por las reacciones observadas ante el pase del trailer cabe asegurar que la respuesta masiva está asegurada, en vista de la admiración suscitada por ese ajustado par de minutos. El detalle más espectacular es el del latigazo del cochero, gracias a que la imagen del látigo desplegándose en la pantalla se alarga de forma increíble, hasta que finalmente se acerca al rostro del espectador provisto de las gafas especiales y la punta del látigo le golpea virtualmente, provocando la lógica reacción de susto.
Aún así, el devenir de la batalla comercial se libra en el mercado norteamericano, donde ha habido una campaña publicitaria mucho más intensa que en el resto del mundo, seguramente porque en la Disney piensan que el deseado efecto de bola de nieve es allí donde se origina. La compañía de Burbank dispuso un tren entero de promoción, el cual recorrió con sus seis amplios vagones cuarenta ciudades de los Estados Unidos. El Train Tour fue pensado para enseñar los secretos de la película, cómo fue hecha, en un paso más para vender la fórmula Zemeckis.
La otra baza con la que juega «Cuento de Navidad» es el protagonismo estelar de Jim Carrey, quien saborea la oportunidad de incorporar a su repertorio de personajes un clásico como el Mister Scrooge de Charles Dickens. Resume un poco la idea general de la película, consistente en aplicar nuevas tecnologías a un relato de la literatura de siempre, conjugando así lo nuevo y lo viejo. Zemeckis sostiene que se trata de un cuento fantástico, con fantasmas y viajes en el tiempo, que nunca ha podido ser adaptado para la pantalla en toda su dimensión onírica, hasta hoy. Es de esta forma cómo Carrey logra transformarse en el ávaro Scrooge y los tres fantasmas que le visitan de las Navidades pasadas, las presentes y las futuras. Aunque no faltará quien diga que detrás de las cuatro caracterizaciones está la tecnología y no el trabajo humano.
Se trata de la primera película que desarrolla ImageMovers Digital, la compañía creada por Robert Zemeckis, Steve Starkey y Jack Rapke para crear películas en 3D con la técnica denominada captura de movimiento
A la cabeza del reparto, se encuentra Jim Carrey que, al igual que sus coprotagonistas, interpreta varios papeles cruciales. Además de Scrooge, da vida a los fantasmas de las navidades pasadas, presentes y futuras.
«Cuento de Navidad» es el decimoquinto largometraje de Robert Zemeckis en sus treinta años como cineasta puntero dentro de Hollywood. Debutó en 1.978 con «Locos por ellos», una muy curiosa aproximación al fenómeno «fan» desatado por los Beatles, y al que no fue ajena la juventud norteamericana. Después de una divertida comedia sobre vendedores de coches, entra en la élite de los directores que manejan grandes presupuestos con «Tras el corazón verde». Un éxito que le permite acceder a su primer proyecto ambicioso, la renovadora trilogía del género de ciencia-ficción y los viajes espaciotemporales «Regreso al futuro».
Es entonces cuando entra de lleno en su faceta experimentadora, al revolucionar la combinación de la acción real y la animación en la sorprendente «¿Quién engañó a Roger Rabbit?». No contento con ello, demuestra las posibilidades de los efectos generados por ordenador en la comedia negra fantástica «La muerte os sienta tan bien». Pero la consagración en los Óscar se la debe al actor Tom Hanks, máximo protagonista de «Forrest Gump» y «Náufrago».M. I.
Pese a las dificultades que entraña la adaptación de la novela de Charles Dickens «Cuento de Navidad», por su naturaleza fantástica, ha sido llevado a la pantalla en numerosas ocasiones a lo largo de la historia del cine. La primera versión sonora data de 1.935, si bien fue la de 1.951 la que alcanzó mayor fama dentro del cine inglés, gracias a la antológica interpretación de Alastair Sim, que continua siendo considerado como el mejor Scrooge de todos los tiempos. También es muy apreciada la versión musical de 1.970, realizada por Ronald Neame, y que bajo el título de «Muchas gracias, Mr. Scrooge» contó con Albert Finney y Alec Guinness. Hollywood nunca igualó esas dos propuestas, decantándose por la comedia actualizadora de Richard Donner «Los fantasmas atacan al jefe», puesta al servicio estelar de Bill Murray. Brian Henson hizo después «Los Teleñecos en Cuento de Navidad», uniendo a sus famosas marionetas y al gran Michael Caine. En animación la Disney produjo «Cuento de Navidad de Mickey», pero está más conseguida «Cuento de Navidad de Charles Dickens», con la voz de Nicolas Cage.M. I.