Raimundo Fitero
Rebotes
Si todo sucede como anuncian, el caso Alakrana se ha resuelto. La duda es más que razonable. Escribo estas líneas en un horario en donde solamente son anuncios, se conocen cantidades, o se conocen las cantidades que han decidido los servicio secretos que se filtren para que todo sea verosímil, pero resulta que queda el marrón gordo sin resolver: los dos jóvenes detenidos, juzgados con una rapidez inusitada, y que eran hasta hace unas horas parte sustancial del problema. Por lo tanto, la cautela es la mejor manera de parar los rebotes que pueden producirse en horas próximas, ya que la cara que tenía ZP anunciando el fin del secuestro no transmitía precisamente optimismo, uno pensaría que estaba tragándose un sapo muy gordo, dando la cara de manera poco clara, con un mensaje muy sibilino, dar las gracias a todos, como si el asunto fuera un asunto de Estado.
Y ahí viene la gorda, los pescadores que esquilman los océanos, con matriculas en puertos vascos o gallegos, pero con banderas de conveniencia, con tripulaciones mixtas, en ocasiones sin contribuir fiscalmente, se convierten por la presión mediática en un problema que implica a medio gobierno español, a todos los servicios y contraservicios de inteligencia, a la armada, que piden paciencia y silencio, a los familiares. Todo para acabar pagando un rescate que se podía haber negociado el primer día, que se hubiera convertido en algo menos dificultoso si se hubiera empleado la prudencia que se demandó a la ciudadanía, pero que el gobierno no cumplió porque todo lo que sabíamos venía de informaciones provocadas por la incontinencia de algunas ministras que se vuelven locas por una foto y una rueda de prensa.
Así que el Estado español se ha doblado en su conjunto y de manera armoniosa ante el chantaje de unos supuestos piratas, considerados en algunos lugares de la caverna mediática como terroristas. Así se puede analizar la situación. Así o de la manera que el maestro de periodistas Alfonso Rojo proponía en Intereconomía, «cuando se acabe con el secuestro, se tendría que bombardear Somalia y acabar de una vez por todas». Un rebote más, uno que tendrá sus seguidores entre los españoles más patriotas.