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FIN DEL SECUESTRO DEL «ALAKRANA»

En Bermeo y entre las familias, ahora «lo primero es acogerles en casa»

Los familiares del «Alakrana» aseguraron que la tripulación se siente «aliviada» y recalcaron que lo primero ahora es «acogerles en casa». Ya habrá tiempo para actos y valoraciones. El pueblo también respiró tras 47 días de angustia.

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Nerea GOTI

Aun no conociendo la noticia, la imagen de Argi Galbarriatu a su entrada ayer en el salón de plenos del Ayuntamiento de Bermeo hubiera bastado para augurar un feliz desenlace del secuestro del «Alakrana». Con la sonrisa dibujada en la cara y un rostro mucho más relajado, la hermana del capitán se situó frente a los micrófonos flanqueada por el alcalde de Bermeo, Xabier Legarreta, y otros dos representantes de las familias, Olga Torre, esposa del maquinista y Jon Iturbe, hermano del engrasador del barco.

«Como sabréis, hoy es un día especial, un día de celebración», señaló Galbarriatu y seguidamente pidió respeto a los medios en un momento en el que, según subrayó, «los sentimientos están a flor de piel». «Necesitamos descanso, ya hablaremos cuando vuelvan a casa» indicó, aunque puntualizó que no podían cuando se producirá su llegada. «Los esperábamos para el jueves a la tarde», pero «no saben si se quedarán allí dos días», precisó. Parace que finalmente llegarán el viernes.

«Todavía no se lo creen, la palabra es aliviados, deseando llegar a puerto» señaló sobre el estado de la tripulación. Olga Torre añadió que cinco minutos antes de la rueda de prensa había mantenido una breve conversación con su marido, que en su condición de maquinista le había transmitido «que ahora tenía mucho trabajo» en su objetivo de «sacar a los hombres de ahí lo más rapido posible».

Argi Galbarriatu precisó que fue la empresa armadora, Echevastar Fleet, la primera en comunicarles la liberación del atunero, seguida del Gobierno español, minutos antes de la comparecencia de Rodríguez Zapatero. Relató que hacia las 15.00 horas había mantenido una conversación con telefónica con su hermano. «No tienen muchas ganas de hablar del tema», resaltó. «Más que emocionados están con ganas de llegar a puerto», reiteró.

Galbarriatu señaló que no esperaban que la liberación del atunero se produjera hoy, pero sí esta semana. Sobre las gestiones de estas últimas semanas, zanjó la cuestión señalando que «les dimos un plazo» y «hemos guardado silencio para dejarles trabajar. Han cumplido el último plazo», añadió.

La joven bermeotarra destacó, asimismo, que este desenlace «no hubiera sido posible sin el apoyo popular y de las instituciones más cercanas», y agradeció especialmente el apoyo de la empresa. A preguntas de los medios sobre la relevancia que en este caso ha tenido la lucha de los familiares, manifestó que «era lo que nos pedían desde el barco» y agregó que tienen «la sensación» de que las instancias implicadas en la resolución del secuestro «han estado bastante tranquilas» hasta que las familias han exigido explicaciones.

Galbarriatu insistió en que ahora no es momento de actos de recibimiento sino de «acogerlos en casa». En el mismo sentido se pronunció el primer edil de Bermeo, Xabier Legarreta, quien precisó que «hoy estamos contentos». Las valoraciones políticas, según dijo, «a partir de mañána».

Tras la comparecencia, familiares y alcalde retiraron la pancarta que presidía la balconada consistorial con el lama «Gure arrantzaleak askatu», así como el cartél que registraba los 47 días durante los que se prolongó el cautiverio.

El gesto fue saludado en la calle con aplausos de algunos vecinos que se habían acercado al Ayuntamiento tras conocer la noticia a la espera de algún acontecimiento. Aunque nadie en Bermeo ocultaba ayer su satisfacción por el final del secuestro, también hubo quien no puedo evitr la emoción imaginando «cómo deben haber descansado las familias». Una mujer, con lágrimas en el rostro, aplaudía a los familiares mientras retiraban la pancarta y repetía «Jaungoikoari eskerrak».

Sus acompañantes destacaban que sólo quien tiene gente en la mar puede imaginar por lo que ha pasado esta gente. «Da igual blancos que negros, que les conozcas o no, son personas y no vale que te pidan paciencia», subrayaron. Relataron a los medios que en las últimas semanas la afluencia a la iglesia se ha multiplicado para acompañar a los familiares en los rezos y rosarios que con carácter especial se han celebrado para pedir por la liberación de la tripulación. Tal y como resaltaron, ayer la alegría era patente por la liberación del «Alakrana», pero ahora quienes van a faenar y quienes les esperan en casa tienen más preocupación que antes, porque «ahora parece que van a la guerra en vez de pescar». «En algún sitio tienen que trabajar, pero vivir así...» comentaron.

En un tono más alegre se pronunciaron Ana, Miren Bego y Jeni, desde un bar del puerto. Reconocieron que estaban muy contentas por la noticia y que llevaban toda la mañana pendientes de la televisión y la radio para confirmar los más que insistentes rumores de los últimos días. «Desde el viernes ya corría el rumor, parece que desde las oficinas de la compañía, de que el miércoles se iba a producir la liberación», explicaba una de ellas.

La noticia trajo una oleada de alegría y optimismo a Bermeo, aunque no se supo de brindis públicos con champán. Eso sí, al menos en el puerto, avanzaron que «cuando vuelvan al pueblo hay que hacer una gorda».

«Pegados a la tele»

En Bermeo, todavía repleto de pañuelos de cuadros, la mayoría de los vecinos reconoció que habían pasado la mañana «pegados a la tele» o a la radio. Los teléfonos también echaron humo entre los vecinos para ponerse al tanto de la noticia.

De momento no hay acto

El alcalde de Bermeo aseguró que no llevará adelante ninguna iniciativa que no tenga el consentimiento de los familiares y éstos insistieron en que ahora sólo piensan en recibirles en la intimidad y descansar tras 47 tensos días de espera.

Agradecimiento con matices

Las familias agradecieron el calor del apoyo popular y citaron expresamente la ayuda de la empresa y de las instituciones más cercanas, por los ayuntamientos. Sobre más altas instancias dijeron que «han cumplido el plazo» que les dieron hace unos días.

Alegría y preocupación

Aunque evidentemente la noticia causó alegría y optimismo entre los vecinos, algunos se mostraron especialmente preocupados por lo que pueda pasar ahora que los pesqueros llevan personal con armas de guerra a bordo.

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