«La lucha por la verdad y la justicia no se detendrá en Uruguay»
Mauricio Rosencof (1933) es uno de los escritores uruguayos con más repercusión internacional. Fundador de la Unión de Juventudes Comunistas y dirigente del MLN-Tupamaros, fue uno de los nueve rehenes de la dictadura uruguaya y permaneció doce años encerrado en condiciones terribles. De allí nacieron sus célebres «Memorias del calabozo».
Dirigente en su día de los Tupamaros, Rosencof es uno de los escritores uruguayos con mayor renombre en la arena internacional. Defensor de la gestión del Frente Amplio, conversó con GARA en vísperas de la segunda vuelta de las elecciones en ese país sudamericano.
Sergio LABAYEN |
Mauricio Rosencof trabaja y reside en Montevideo, donde es director de Cultura de la Intendencia Municipal. En la entrevista a GARA analiza los cambios en el país y cómo afronta la segunda vuelta electoral.
¿En qué ha cambiado Uruguay desde que gobierna el Frente Amplio (FA)?
Los niños de los asentamientos, los que van a las escuelas más pobres, han entrado al mundo de la tecnología, encontrándose con algo que no hubieran esperado de otro Gobierno. Hemos entregado 360.000 computadoras en las escuelas públicas y ahora se va a hacer lo mismo en los liceos. Eso se ve multiplicado porque las llevan al domicilio, las guardan bajo la almohada y sus padres, que tampoco tenían acceso a las nuevas tecnologías, han empezado a tener contacto con ellas. Además, ha habido una importante reforma en la salud, y los que no tenían acceso a una atención de mejor calidad ahora ya pueden hacerlo.
Con Lacalle no pasaban eso...
Cuando murió Franco, Lacalle acudió a la embajada de España a presentar sus respetos, hizo el saludo fascista y cantó el Cara al Sol. Cuando ocupó la presidencia tiró más balas en el Filtro que las que se dispararon en toda la dictadura.
Lacalle estableció una ley que hizo que los más pobres no tuvieran acceso a una operación de cataratas, que quedó fuera de la salud pública. Pero con este Gobierno se abrió un hospital de oftalmología que es gratuito, hay 12.000 personas que antes veían el horizonte turbio y que ahora lo ven con claridad. Esa claridad significa que, seguramente, tendremos un nuevo gobierno del FA, que en cinco años no ha podido resolver todos los problemas y necesita más tiempo.
¿Qué les queda por cambiar?
No estamos hablando de grandes cambios, sino de estabilizar la situación del país. Por ejemplo, tomamos el Gobierno con una desocupación del 18% y hoy el índice ronda el 7%. Hay una cantidad de inversiones, un desarrollo industrial y agrícola de Uruguay que ha requerido mucha mano de obra y ha mejorado los niveles de ingreso por la vía de la exportación. Pero necesitamos por lo menos un periodo más para terminar con ese 7%.
También estamos trabajando en el problema energético para tener una variedad de opciones que pasa por los molinos de viento, la energía solar... Hoy la fundamental es la hidroeléctrica, pero pagamos tributo al cambio climático y pasamos por un periodo de gran sequía en el que las represas trabajaban a una sola turbina. Estas dificultades las tenemos que subsanar, porque no queremos ni restringir la luz ni que la industria se pare.
Además, queremos lograr un mayor equilibrio con nuestros vecinos, necesitamos llegar a un entendimiento mayor y convertir el Mercosur en el embrión de una comunidad latinoamericana. Por el momento esto camina, pero muy lentamente, y a veces Brasil y Argentina se entienden entre sí dejando de lado a Paraguay y Uruguay, que son los socios menores. Sin embargo, no sé si Europa hubiera funcionado sin contar con los socios menores.
Vaya noche la del 25 de octubre: subidas y bajadas emocionales, victorias y derrotas al mismo tiempo. ¿Qué cuerpo se le quedó tras conocer los resultados?
A quienes ya tenemos unos años en política -y yo empecé a los 14-, estas cosas nos impactan pero no nos desestabilizan, uno está preparado para cualquier cambio que se pueda producir. Se esperaba una mejor votación en algunos terrenos y en otros no se respondió a las expectativas.
Pero, analizándolo objetivamente, se veían dificultades. Por ejemplo, si estamos en una elección para repetir el gobierno lo fundamental es apuntar todas las baterías hacia eso, pero simultáneamente se presentaron dos referendos. Esto hace que no los podamos atender debidamente, pero tampoco podemos ser indiferentes porque forman parten de nuestra esencia, como pasa con la Ley de Caducidad. La moraleja es que no podemos tener tres elecciones en una y atenderlas todas a la vez, no tenemos fuerzas para tanto.
Afortunadamente, las fuerzas nos dieron para llegar a donde llegamos y exprimir el capítulo cuarto de la Ley de Caducidad, que nos permite entrar en los cuarteles, escarbar y rescatar los huesos de compañeros desaparecidos. Dos días antes de la elección se castigó con 25 años de prisión a uno de los generales que llevó a cabo el el golpe de Estado, el teniente general Gregorio Álvarez. Tenemos dos presidentes de facto que están en prisión, Juan María Bordaberry y Goyo Álvarez, se han localizado restos de desaparecidos y seguimos trabajando en esto. La lucha por la recuperación de la verdad y la justicia no se detiene, de ninguna manera.
Tabaré Vázquez dijo que la segunda vuelta no será entre dos modelos de país, sino entre dos formas de gestión. Pero, si atendemos a Lacalle, parece que viene la revolución.
El Pepe y Danilo Astori han luchado por la justicia social toda su vida, cada cual con métodos distintos en los diferentes periodos de nuestra historia. Y ellos van a estar más preocupados de la situación de los jubilados, la infancia y la seguridad frente a otro candidato que, en su día, entró al gobierno con unos determinados bienes familiares y salió con una cifra multiplicada por diez.
Los modelos de gestión están dados por eso: unos están más preocupados por la aristocracia y otros por los sectores más desfavorecidos. José Artigas estableció que la distribución de la tierra se hiciera con la prevención de que los más desposeídos fueran los más privilegiados en el reparto.
Esa es la línea que siguió el Pepe en las distintas etapas de su militancia, y es la misma que sigue el FA fundado por el general Liber Seregni, que además proyecta su actuación para lograr una política internacional, educativa y económica común.
Este Gobierno demostró que no iba a expropiar los bebes para mandarlos a Cuba, como anunciaban nuestros adversarios. Demostró que el país está institucionalizado, que la gente confía en Uruguay, que estamos en la lista de los países con menor corrupción de Latinoamérica, que se ha mejorado el poder adquisitivo de la gente. Por mucho que digan que esta nueva fórmula de gobierno va a provocar desestabilizaciones, eso no se lo cree nadie. Porque ya fuimos gobierno y entregamos el gobierno del país en paz, en crecimiento.
¿Qué supone para Uruguay que Mujica alcance la presidencia?
En este momento, el Pepe es integrante de una fuerza política junto con las otras que crearon el Frente Amplio en 1971. En el FA hay tupamaros, cristianos, socialistas, comunistas, nacionalistas, hay sectores que vienen del Partido Colorado, de los blancos, es una fuerza multisectorial. Y el Pepe expresa esa fuerza. Por eso, no va a haber ningún viraje sorpresivo y, junto con Danilo, el comando político dará forma a un gabinete que representará esa fuerza común. No va a ser un gobierno unipersonal, no es una revolución que bajó de la sierra, es un gobierno.
Raúl Sendic lo planteó al salir de la cárcel: había que crear un gran frente con lo mejor de las fuerzas políticas. Y el paso que se va a dar ahora es la unificación de lo mejor del país en una conducción que exprese a todos los sectores, que permita al país desarrollarse de tal manera que no haya índices de pobreza, que no haya necesidad de distribuir canastas familiares para los mas desfavorecidos y que todo el mundo tenga lo que la Constitución establece: derecho al trabajo.