CRíTICA jazz
Bohemia y versatilidad
Javier AZPIAZU
El trompetista neoyorkino Joe Magnarelli parece haberle tomado la medida a la capital vizcaína. Incluso se diría que estimula su creatividad. En su visita anual, «Mags» llegó a Bilbo con tiempo sobrado y, como él mismo confesó, su noctámbulo deambular por el barrio de San Francisco («I know where I go», dejó claro) le inspiró tres nuevos temas, algunos de los cuales estrenó en el club. Quizá por eso, el que oímos fue un recital algo más azaroso de lo que es usual en el gigante ítaloamericano, apreciándose cierta descoordinación entre los miembros de la sección rítmica. Algo disculpable si tenemos en cuenta la proteica capacidad compositiva del trompetista que utilizó arreglos improvisados para introducir sus nuevos temas, y la bisoñez del, por otro lado, notablemente habilidoso pianista gaditano Juan Galiardo, que se estrenaba en la sección rítmica junto a los incombustibles Ignasi González al contrabajo, y Esteve Pi, a la batería. Aparte de eso, hubo mucho hard bop de buena ley: aires parkerianos, citas a Monk o Ellington, y, como siempre, «Mags» destacó por la perfecta articulación de su fraseo, el potente sonido de los agudos, y por el swing persistente e impagable en todas sus intervenciones.
Al día siguiente el auditorio del Museo Guggenheim, dentro del ciclo 365 jazz Bilbao, acogió al cuarteto del polifacético pianista y cantante Ben Sidran. Un histórico del rock y del jazz en su faceta más conectada con el blues. Acompañado por Bob Rockwell al saxo, uno de los mejores tenores americanos establecidos en Europa, el suyo fue un concierto consagrado a la música popular norteamericana del siglo XX, tanto por las versiones de Bob Dylan, Mose Allison o Duke Ellington, como por el repaso magistral, en forma de improvisada charla, de las relaciones del jazz con el cine desde su nacimiento (que hubo de traducir su hijo, Leo Sidran, batería del grupo). Las silentes imágenes documentales de la llegada del cuarteto a Bilbo ilustradas con música del grupo (creada para la ocasión), los habituales ramalazos de woogie-woogie (especialidad de Sidran) y la irónica y pormenorizada receta final para conseguir el «blues» fueron las guindas de un espectáculo simpático que, a nivel musical, hubiera resultado algo intrascendente de no ser por las atractivas improvisaciones de Rockwell al tenor y la rotunda eficacia de Tom Warburton al contrabajo.
Grupos: Joe Magnarelli quartet/ Ben Sidran quartet.
Lugar y fecha: Bilbo. Bilbaína Jazz Club (19-11-2009). Museo Guggenheim (20-11-2009).