Por enésima vez, la SGAE ha perpetrado una de las suyas al irrumpir en un concurso de tunas para pasar el consabido cepillo a esas pandillas delincuentes que se divierten bebiendo y comiendo con la excusa de cantar tonadillas propias de tunantes, que todo hay que decirlo, es lo que son.

Y claro, estos perillanes de ideología cantarina dicharachera, acostumbrados como están a que todo les salga por la patilla, andan rondándole a la prensa clamando eso de ¡ay! ¡ay! ¡ay! ¡ay! ¡Canta y no llores! profiriendo de todo contra esa organización que vela por la propiedad intelectual.

Entre otras lindezas, que son una «Mafia siciliana» ¡Habrase visto! Mira que no hay mafias en el mundo: china, rusa, albanesa, de Chicago... y todas operando aquí en España haciéndole la competencia al Estado y a las familias socialista y popular... que por algo las combaten.

Es posible que el comportamiento de la SGAE nos parezca canalla, rastrero, barriobajero, sinvergüenza, vil, y caradura; también es posible que creamos que sus prácticas son mezquinas, ruines, taimadas y deshonestas con la pequeña hostelería; igualmente podemos llegar a sospechar que actúan como auténticos ladrones de los ciudadanos con el consentimiento de las mafias políticas gobernantes a las que untan de continuo y a las que prestan su imagen en periodos electorales; incluso podría llegarse a comprender que muchos de ustedes deseen tomarse la justicia por su mano con esa chusma que nos carga con indecentes cánones nuestro consumo. En definitiva, que pueden poner en sus labios todos los insultos y apelativos que les de la gana, y aún así les parecerá poco, y pueden imaginar cuantas fórmulas les apetezcan para hacérselas pagar, que también les sabrá a poco...

Pero, por favor, ¡no digamos que son sicilianos! Si quieren ustedes pueden llamarles delincuentes del hampa oficial, piratas legales, bucaneros del arte, filibusteros de la canción, ladrones sin escrúpulos, sicarios del canon, mercenarios de las discográficas, inquisidores de la cultura, asaltantes cibernéticos, camorristas, y hasta mafiosos en el peor sentido de la palabra... pero, por favor, sicilianos ¡nunca!

Los sicilianos, como pueblo, somos gente tranquila, afable, que nos gusta cantar como a cualquier pueblo mediterráneo y por nuestra tradición, historia y cultura milenarias, nos agradaría mucho seguir haciéndolo libremente, por tanto, nada tenemos que ver con gentuza con la que se nos suele identificar a menudo, lo que no quita para que, personas de la índole y condición de los miembros de la SGAE también los haya entre nosotros, de lo que no nos sentimos orgullosos, pero como se dice: son «La cosa Nostra» ¡Capici!