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«Los empresarios se han aprovechado de la necesidad de los trabajadores»

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Josu MURUA I Afectado por amianto a sus 41 años

Josu Murua Cayero, de 41 años, y ex marinero se encuentra postrado en una cama del Sanatorio de Gorliz. Es natural de ese pueblo. En mayo le diagnosticaron un mesotelioma pleural por culpa del amianto, y desde hace quince días está paralizado en la cama.

Juanjo BASTERRA |

¿Cómo se enteró de que tenía un mesotelioma pleural, un tipo de cáncer que sólo se produce por la inhalación de amianto?

En mayo de este año empecé a notar un dolor a la altura del pecho. Me hicieron unas radiografías y diversas pruebas y los médicos me diagnosticaron el mesotelioma pleural. Hace quince días me ha postrado en la cama. Estoy paralizado desde el pecho hacia abajo. El cáncer ha tocado la médula y no sé como terminará esto.  Me han dicho los médicos que no podré andar como antes, me espera una silla de ruedas.

¿Dónde trabajó con ese mineral?

La agencia de embarque Marítima Fullman  nos embarcaba en  mercantes, el último creo que fue el Flaustria. Estuve en los años noventa del siglo pasado. Tendría 19 ó 20 años cuando comencé. Esos agentes son de Gorliz, y están vivos y coleando. Estuve tres años de mozo de cubierta, pero cuando hacía mal tiempo bajábamos a la zona de máquinas a pintar y retirar el revestimiento de amianto de los tubos. Nadie de los buques por los que he pasado nos dijo de su peligro, ni nos dieron equipos de protección para evitar la inhalación de amianto. Cogíamos el amianto y lo pasábamos entre bromas por las espaldas, porque pica. La protección era cero.

¿Qué piensa de lo que le está sucediendo?


Estaba en este momento muy bien. A pesar de la crisis, me iban muy bien las cosas. Estoy casado. Tengo una hija de 13 años, se llama Alazne y es un sol, y esperamos a Ander, ya que mi mujer está embarazada de más de ocho meses. Me han fastidiado la mitad de la vida. Ahora lo veo todo muy mal, aunque tengo el apoyo de mi familia. Me iba la vida muy bien y desde mayo estoy viviendo un auténtico drama. Desde hace quince días estoy paralizado, porque el cáncer se está moviendo y ha tocado la médula. El cáncer sigue belicoso. No quiero pensar en él, pero es difícil cuando estás postrado en una cama.

¿Qué opina de los empresarios que no han puesto las medidas de prevención para evitar este mal que afecta a muchos trabajadores?


Tengo claro que se han aprovechado de la necesidad que tenemos los trabajadores.  Hacía falta trabajar para cualquier bandera, en mi caso, para poder comer. No ponían medidas de seguridad y, lo más grave, es que ni nos lo han dicho. Nos hemos jugado la vida en los barcos. El trabajo de marino es lo peor. Te obligan a cualquier trabajo, muchas veces ni pagan a la Seguridad Social. Si protestas te dejan en cualquier puerto tirado y ¡apáñatelas como puedas!  Nosotros éramos nueve marineros, que hacíamos rutas por Europa hasta Argelia, en la zona del Magreb. Traíamos sosa o azufre, era amarillo. En los últimos barcos que estuve trabajé con la compañía P&O. Eran barcos ro-ros, los que cargan coches, pero ahí no había amianto. Dejé esa vida, que me tenía seis meses embarcado y dos en casa, para no perderme cómo creía mi hija, luego cambié de trabajo.

¿Con los resíduos de amianto qué hacían?

Los metíamos en bolsas e iban al mar, como nos ordenaban. Se echa todo al mar. Si se supiera todo lo que va por la borda. Luego ¡cómete el pescado! Tiene que estar contaminado a la fuerza.

¿Le han reconocido la enfermedad laboral?


Andamos en ese trámite. En principio, me han dicho que era enfermedad común los de Mutualia, pero siendo como es cáncer, que los médicos del Hopistal de Cruces no dudaron que era por amianto, creo que lo reconsiderarán. Eso espero.

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