GARA > Idatzia > Kultura

Durangoko Azoka

«Ha faltado proximidad entre la música de Catalunya y la de aquí»

p042_f01_97x176.jpg


Gerad Quintana | Cantante

Originario de Girona, Gerard Quintana es uno de los cantantes más conocidos en Catalunya después de ser la voz durante quince años de Sopa de Cabra, uno de los grupos con más influencia del rock catalán. Tras la disolución de la banda, Quintana inició su carrera en solitario que ha dado, de momento, cuatro discos como fruto. Ayer ofreció un repaso de su trayectoria en un concierto nocturno.

Itziar AMESTOY | DURANGO

Podría presentarle, pero seguro que usted lo hace mejor.

Llevo 24 años en la música. Comencé en una ciudad que se ha transformado mucho en los últimos 25 años, que es Girona. Es una ciudad muy cerrada, que se ha ido transformando con la apertura de la universidad, con la rehabilitación del casco viejo... Era una ciudad muy aburrida. Por tanto, había mucha música. Servía para vencer al tedio. Yo estaba en aquellos momentos haciendo teatro, estudiaba Periodismo y a partir de aquí empecé como letrista y enseguida entré en una banda de rock, en la que estuve quince años, que se llamaba Sopa de Cabra. Básicamente hacíamos rock de los más setentero con ese espíritu de transformación y de revolución que creíamos que tenía la música. Estuvimos quince años y tuvo mucho eco en Catalunya. Sacamos unos 13 o 14 discos. Digamos que fue un sueño realizado. Era muy difícil eso de cantar en catalán, en un momento en el que nacía la Movida en Madrid. A parte del reconocimiento de público, también tuvimos nuestros altibajos, que influyen en la trayectoria como banda, como cualquier cosa que está viva. Lo dejamos cuando murió uno de los cinco componentes y comencé una carrera en solitario. Estuvimos cuatro años con dos de los cinco miembros con cáncer; uno lo superó y el otro, no. Y a partir de allí decidimos que cada uno siguiera por su camino. Después de estos ocho años que llevo en solitario he hecho cuatro discos. El primero con Quimi Portet, como productor músico, «Senyals de fum». Durante estos discos me he ido al otro extremo. Si estuve quince años con el concepto de pop-rock con toda la actitud y discurso que comporta, durante estos discos en solitario me he ido a un plano muy intimista, muy cercano a lo que me es propio que es la palabra. Yo entré como letrista en la música. He hecho discos muy cercanos a la poesía y he musicado a poetas contemporáneos catalanes como Enric Casassas o Joan Margarit. Era la mejor manera de encontrar muy espacio propio.

Y en esta trayectoría, ¿había tenido anteriormente la posibilidad de conocer Durango o Euskal Herria?

Conocía Durango por cuestiones familiares, pero no venía desde pequeño. El hermano de mi padre vivió aquí toda la vida; su padre era de Nafarroa, así que digamos que mi parte paterna está bastante ligada a aquí.

Pero ¿y la Feria del Libro y Disco Vascos?

Aparte de la relación afectiva, no tenía conocimiento más allá de referencias puntuales. Sabía que se hacía la feria, te llega a través de amigos comunes, de músicos, que han venido aquí a presentar su disco. Indirectamente lo conocía. Así que, cuando me invitaron a venir ,me hicieron el hombre más feliz del mundo.

¿Una oportunidad o un reconocimiento?

Bueno, creo que no ha habido la proximidad que debería entre la música que se hace en Catalunya y la de aquí, ha faltado. Siempre nos han llegado cosas y hay bandas que suenan y vienen con asiduidad, Oskorri, Betagarri... o artistas como Jabier (Muguruza) y Ruper (Ordorika), pero no con la normalidad de calle. Sí que hay ciertas ambientes, con conexiones incluso políticas, pero me refiero a que faltan relaciones más normalizadas. Son realidades distantes: muy cerca, pero muy lejos.

¿Su trayectoria musical ha tenido alguna influencia de Euskal Herria?

Conozco cosas puntuales, bandas que he escuchado mucho. Había una banda en Girona, de donde soy yo, que versionó temas de Itoitz. También conozco a Ken Zazpi, que versionó un tema nuestro. Luego, hay cosas que no se nos escapan a ninguno por generación: Kortatu. También he colaborado con algún artista como Mikel Urdangarin, con el que hice un viaje con el Polisario al Sáhara.

¿Se encuentra más cómodo en solitario que como miembro de una banda?

Es muy diferente. Eres tú, con tus errores y tus virtudes. Seguramente es mucho más orgánico. Lo que haces en una banda el ritmo lo pone la banda. Después de estos tres discos estoy con un trabajo nuevo que es un cambio. Sin abandonar del todo el tono próximo, he roto con el estilo musical en el que la gente me podía ubicar o clasificar. Hay música electrónica, latina. He querido hacer un retrato de la ciudad, en este caso Barcelona, donde he vivido intermitentemente. Ahora no sé bien donde vivo si en Barcelona, Girona o Eivissa. Cuando estoy en estos sitios no tengo la sensación de cambiar de lugar, es un mismo entorno: els Països Catalans.

Viviendo en Les Illes, ¿no ve un centralismo desde el Principat hacia el resto de lugares?

Veo diferencias sobre todo de influencia. Por ejemplo, Eivissa creo que está más en la línea Madrid-Valencia o Menorca, más cercana a la realidad catalana. A pesar de esta diferencia, hay una realidad que es común, que es el sustrato. Cada lugar con sus matices, pero es lo mismo que si de Girona voy a Lleida; es otro mundo, otro acento.

Como repaso a la trayectoria musical catalana. Si primero fue la Nova Cançó y luego llegó el rock catalán, ¿ahora qué toca?

Pienso que estamos, en lo que respecta la música de Catalunya, en el mejor momento de creatividad absolutamente brillante y con perspectivas de futuro. Primero, la Nova Cançó tuvo un papel importante, más influenciado musicalmente por los cantautores franceses, país de acogida del exilio en muchos casos. Fue ese punto de resistencia que tuvo el movimiento, de recuperación de la lengua, de los poetas, de lo que no se enseñaba en la escuela, de aglutinar a la gente al pueblo en torno a unas ideas que no tenían voz. Después pasan muchos años hasta que se habla de otro momento álgido: el rock catalán, que tenía otro papel. Hay que pensar que llega la democracia. Parece que el compromiso de los cantantes desaparece, porque hay más libertades en teoría. Hubo muchos años en los que se dijo que en catalán no se podía hacer rock, que era una lengua académica y arcaica, sin argot. Así, el rock catalán tenía este principio de aportar a la lengua la normalización lingüística. El papel de llevar la lengua al alcantarillado, a los bares, de darle vitalidad.

 
solitario

«En solitario es muy diferente que en una banda. Eres tú, con tus errores y tus virtudes. Es mucho más orgánico. Lo que haces en una banda, ritmo, lo marca la banda»

mejor momento

«Estamos, en lo que respecta a la música de Catalunya, en el mejor momento de creatividad absolutamente brillante y con perspectivas de futuro»

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo