CRíTICA ballet

Esotérico montaje

OTXANDIO

El espectáculo llamado “Samsara”  o “Danza de la Vida y la Muerte” es un trasunto de la concepción de la vida del ser humano desde la visión del Budismo oriental o del Dalai Lama. Se denomina Samsara al ciclo sin esperanza que se repite indefinidamente una y otra vez y nos causa grandes sufrimientos: «Lo esencial para el ser humano es reflejar de continuo un buen corazón» (Dalai Lama).

Estas auras meditativas afloraron sobre el escenario del Teatro Arriaga bilbaino por medio de este Ballet Ullate-Comunidad de Madrid, en una sucesion ininterrumpida de sesiones variadas dancísticas que no dieron pie al aplauso continuado por un montaje esotérico y entrelazado. La introducción fílmica inicial presentó las desgracias habituales en la vida del mundo,  preludiando el empaque dancístico en cada solo, dúo o conjunto de cinco, siete o más componentes, danzando con flexibilidad los avatares de la vida humana hasta incluso la rondante muerte.

Además de lo que brillaron los intérpretes, sobresalía el diseño colorista de los distintos vestuarios, tanto femeninos como masculinos (tutes, geométricas delineaciones, contrastes blanco-negro, etc…). La agilidad mostrada, junto a la marcialidad conjuntal extrema y la facilidad gestual general atrajeron la atención del público,  ansioso por celebrar con gusto un ballet clasico materializado en secciones y encadenado por una evolución vital organizada. La música, a excepcion de melodías arabigas o turcas ritmadas, hizo prevalecer la monotonia y el grave sentir acompañante. Explosionaron las palmas y aplausos finales, corroborando tan estupenda expresión de “Samsara” exótica.