Al menos 43 personas murieron ayer en Pakistán en tres atentados, uno a la entrada de un tribunal de Peshawar (noroeste) y los otros dos en un mercado de Lahore (este). Todos ellos se atribuyen a los talibán ligados a Al-Qaeda, que están llevando a cabo una sangrienta campaña.

Por la noche, dos bombas estallaron con un intervalo de treinta segundos en un mercado de Lahore.

Incendio en el mercado

«Hemos transportado los cadáveres de 33 personas y 95 heridos a diferentes hospitales», declaró a France Presse el doctor Rizwan Naseer, director general de emergencias, mientras que los bomberos seguían luchando contra las llamas que arrasaban las tiendas y restaurantes.

Horas antes, en Peshawar, un kamikaze intentó entrar en un tribunal, pero los policías se lo impidieron, por lo que hizo estallar los explosivos que portaba, matando al menos a diez personas, según Bashir Bilor, ministro sin cartera de la Provincia de la Frontera del Noroeste (NWFP), de la que Peshawar es capital. Al menos 44 personas más resultaron ligeramente heridas.