Veto de Japón a la ampliación del escudo antimisiles de EEUU en 2010
El Gobierno de Yukio Hatoyama (PDJ, centro) ha decidido frenar, al menos durante un año, el plan estadounidense de ir completando su sistema de misiles antimisiles en el archipiélago. Sitúa esta decisión en el marco de la revisión de sus relaciones con Washington.GARA |
El Gobierno japonés anunció ayer la suspensión del plan para instalar un escudo de misiles con EEUU, al menos en 2010.
El Ejecutivo de Yukio Hatoyama ha decidido no otorgar fondos a este proyecto en su próximo presupuesto (abril de 2010-marzo de 2011) en el marco de una revisión de las relaciones de subordinación de Japón respecto a EEUU prometida por el Ejecutivo del PDJ.
El plan consistía en desplegar nuevos misiles antimisiles tierra-aire Patriot Advanced Capability 3 (PAC-3) en otras tres bases militares de aquí a cinco años. Varias bases, sobre todo alrededor de la capital, Tokio, están ya equipadas con este sistema de misiles.
El plan se inscribe en un proyecto más global que consistiría en instalar misiles PAC-3 en once bases, además de misiles antimisiles SM-3 en cuatro navíos de guerra. El objetivo oficial sería cubrir con un doble sistema defensivo al archipiélago: si un misil enemigo lanzado contra Japón no fuera interceptado por el SM-3 en el espacio, podría serlo por el PAC-3.
El anterior Gobierno del PLD había acelerado la puesta en marcha de este proyecto estadounidense aduciendo a la amenaza de Corea del Norte.
«Portaaviones insumergible»
Pero el nuevo Gobierno del PDJ, que puso fin en setiembre a más de 590 años casi ininterrumpidos en el poder de la derecha del PLD, ha anunciado la revisión de su llamada «estrategia defensiva».
En este marco, Tokio ha anunciado la revisión del acuerdo de despliegue de soldados estadounidenses en Japón en el contexto de la oposición de su opinión pública a los planes de Washington de mantener su presencia en la isla de Okinawa.
La puesta en sordina por Hatoyama de su plan para transferir su base aérea de Futenma a una zona costera ha irritado a la Administración Obama. El Gobierno japonés insiste en sacar esa base de la isla.
No obstante, los expertos insisten en que la sangre no llegará finalmente al río y aseguran que este diferendo no figura entre las principales preocupaciones de la Casa Blanca, que habría optado por dar tiempo a Hatoyama para salir del atolladero entre sus promesas electorales y la real politik.
Destacan, en esta línea, que así como EEUU necesita del «portaaviones insumergible» en que ha convertido el archipiélago nipón en hipotéticos conflictos militares con China o, en menor medida, con Corea del Norte, otro tanto ocurre con Japón, que tras 50 años de dependencia militar absoluta, precisaría que esa situación se man- tenga, incluso por cuestiones sicológicas bien alimentadas por el establishment derechista nipón.
El Gobierno de Yukio Hatoyama ha decidido no consignar dinero en el nuevo presupuesto hasta que no culmine su nueva estrategia de defensa y su relación con EEUU.
El anuncio se enmarca en la crisis bilateral por la insistencia de Washington en mantener sus bases en la isla de Okinawa pese a la oposición de la opinión pública nipona.
Pese a las patentes desavenencias, los expertos auguran que no habrá un vuelco en las relaciones bilaterales, marcadas por la subordinación de Japón desde su derrota en la Guerra del Pacífico hace 60 años.