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Análisis | Lucha por los derechos saharauis

Más allá de la vuelta de Haidar

 Washington elogia la «generosidad» del rey Mohamed VI mientras París y Madrid ratifican, a través de sendos comunicados oficiales, la legalidad de la ocupación marroquí del Sahara Occidental. Estos movimientos diplomáticos arrojan luz sobre el feliz desenlace del caso de Aminatu Haidar.

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Dabid LAZKANOITURBURU

El feliz desenlace de la crisis humanitaria en torno al caso Haidar y de su determinación a la hora de hacer visible , a través de su propio drama, el del pueblo saharaui y apuntar a sus responsables permite ahora un análisis más sosegado sobre el papel de los distintos actores y las concesiones y contrapartidas que, en su caso, ha debido poner cada una de las partes encima de la mesa de esta batalla diplomática.

Con Aminatu Haidar ya en su casa, en la ciudad ocupada de El Aaiún, comienzan a salir a la luz el papel jugado por cada uno de los actores en el desenlace de esta crisis, así como en torno a las concesiones, en su caso, de cada una de las partes. Todo apunta a que el mejor parado ha sido el régimen marroquí. El peor, el español, que se defendía ayer como gato panza arriba ante las críticas internas.

Mientras, la secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton, no ahorraba elogios al régimen alauí tras su decisión de levantar la prohibición para que la activista saharaui Aminatu Haidar pudiera regresar a su casa.

«Este gesto humanitario es un reflejo del verdadero espíritu y generosidad del Gobierno marroquí y de su pueblo», manifestó la jefa de la diplomacia del Ejecutivo estadounidense, cuyo papel en el desenlace de esta crisis se antoja determinante.

La número dos de la Administración Obama recibió el lunes en Washington al ministro español de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, y despachó durante los dos días siguientes con una delegación de alto nivel del rey Mohamed VI, formada por su hombre de confianza, Fuad Ali el-Himmai, y el jefe del servicio secreto, Yassin Mansuri.

El Gobierno estadounidense no se ha colgado medalla alguna -tampoco lo necesita- en la solución de la cuestión humanitaria de Haidar, aunque las loas a un régimen que incumple la legalidad internacional y mantiene sometida o exiliada a la población saharaui no dejan de tener valor diplomático.

Con esas premisas, el llamamiento de Clinton a que se inicie «lo antes posible» otra ronda formal de negociaciones -sería la quinta- entre Marruecos y el Frente Polisario bajo la égida de la ONU se antoja el preludio de un nuevo fracaso, como los cuatro anteriores.

Puede augurar un nuevo fracaso, o ser el anuncio de un triunfo final de la posición de Marruecos, si tenemos en cuenta el contenido de los comunicados hechos publicos por la República francesa y el Gobierno español a última hora de la noche del jueves, cuando la activista saharaui esperaba para ser embarcada en el avión militar con destino a El Aaiún.

El Palacio del Elíseo reivindica para el presidente francés, Nicolas Sarkozy, un papel central en la solución del contencioso surgido tras la llegada de Haidar al aeropuerto de Lanzarote después de que Rabat le negara el desembarque en El Aaiún. Y da cuenta de una recepción el pasado martes al ministro de Exteriores marroquí, Taib Fasssi Fihri, portador a su vez de un mensaje del rey alauí. «Durante esta entrevista, que se enmarca dentro del partenariado de colaboración excepcional (sic) que une a los dos países amigos», ensalza el comunicado, «el presidente de la República acogió con satisfacción la propuesta del Reino (marroquí) de una amplia autonomía en el marco de una solución política bajo los auspicios de las Naciones Unidas». Y, finalmente, el comunicado señala que «a la espera de esta solución, se aplica la legislación marroquí».

La nota oficial del Gobierno español, que vio la luz simultáneamente a la del Ejecutivo francés, coincide en este punto de manera textual: «Mientras se resuelve el contencioso (sic), en conformidad con la posición de Naciones Unidas, España constata que la Ley marroquí se aplica en el territorio de Sahara Occidental». señala el escrito del Ejecutivo de Madrid.

El Gobierno español tampoco ahorra parabienes al régimen alauí añadiendo que el retorno de Haidar «honraría a Su Majestad el Rey de Marruecos y a las autoridades del Reino de Marruecos y pondría una vez más de manifiesto su compromiso con la democracia y la consolidación del Estado de Derecho». Un estado de derecho que se puede resumir en una monarquía absoluta que no sólo somete a sus súbditos marroquíes -y bereberes- sino que tiene bajo sus botas al pueblo saharaui.

Con todo, y ante el aluvión de críticas por parte de la oposición por su presumible cambio de posición -en lo que coincidían desde el PP hasta IU-, el ministro Moratinos insistía ayer en asegurar que «no hemos hecho concesiones» a Marruecos y aprovechaba, asimismo, para sumarse al carro del Estado francés de cara a intentar sacar réditos de la vuelta a casa de Haidar. Un regreso que presentó como un ejemplo de cómo «los tres grandes países que tienen intereses y capacidad trabajan de forma coordinada».

Todo apunta a que el margen de maniobra español para librarse de tener que hacer concesiones a Rabat en un asunto como éste es nulo. La cuestión migratoria y el riesgo de atentados salafistas en suelo español -que se hizo realidad el 11-M en Madrid- son palancas en manos del régimen alauí para obligar al Gobierno español a permanecer impasible en la cuestión saharaui pese a sus obligaciones internacionales y tasadas como antigua potencia colonial.

No es tan descartable el papel reivindicado en este affaire por París, que se ha convertido en el paladín de los intereses de Marruecos en Europa y que podría tener un mayor ascendiente en las decisiones del régimen del rey Mohamed VI. En este sentido, París funciona realmente como ex potencia colonial en Marruecos, lo que no hizo el Estado español en el caso del Sahara.

Mucho más definitorio parece el papel de EEUU. No sólo por su ascendiente natural como gran superpotencia mundial, sino incluso por cuestiones más domésticas, aunque desapercibidas. Y es que Haidar cuenta con dos premios otorgados en EEUU, el Robert Kennedy de los Derechos Humanos de 2008 -en memoria del presidente demócrata JFK Kennedy y de su hermano, ambos muertos en atentado- y el premio al Valor Civil 2009 que otorga la neoyorquina Train Foundation. Precisamente fue a su vuelta de recibir este último premio cuando se desencadenó la crisis. El jueves anterior, justo una semana antes de que se resolviera el contencioso, Marselha Gonçalves, enviada del Centro de Derechos Humanos Robert Kennedy se desplazó a Lanzarote para seguir de cerca la evolución de Aminatu Haidar.

Pero el ascendiente sobre Marruecos tiene su contrapartida. Y es que el régimen alauí es el principal gendarme de EEUU y de sus aliados europeos en el noroeste de África, lo que le sitúa en una posición de impunidad equiparable a la de otros regímenes, como el egipcio el saudí, en el mundo árabe.

Así las cosas, no es extraño que el régimen marroquí asegurara ayer que permitió el regreso de Haidar por motivos «humanitarios» y respondiendo «positivamente a los llamamientos de países amigos y socios». Pese a lo cual, insistió en que «Marruecos permanece firme en el respeto total de la ley marroquí y de la integridad del territorio nacional».

Y todo apunta, a riesgo de una equivocación que, en este caso, sería feliz, a que la firmeza de Marruecos respecto a su «irrenunciable» exigencia sobre el Sahara es desde anteayer más fundada que nunca.

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