Empieza la revancha estadística, las comparativas emocionales y las listas de las listas, o sea las más listas, o lo que podríamos llamar las listas y las obviedades. El momento actual es delicado ya que hay que colocarse en algún punto para empezar a hacer las listas y, para irnos entreteniendo, resulta que nos fijamos mucho en YouTube, y allí encontramos las listas más fenicias, las que se cuentan, se suman o se multiplican según sea la capacidad del objeto en movilizar a los cazadores de momentos idiotas, espectaculares o simplemente que se dejan llevar por la ola del efecto suma y sigue, es decir comamos mierda porque cien millones de moscas no pueden equivocarse.

La idiotez más grande, la muestra de imbecilidad más aparente, la mentira más rotunda, la situación más paradójica, la más palpable distorsión de la dignidad, el friki más abultado o las frases más impactantes. De eso van las listas más tontas de estos días. Veamos: aseguran que el vídeo más visitado es aquel en el que Susan Boyle (¿recuerdan aquella mujer madura con una imagen entrañablemente ridícula?), canta como los ángeles después de haber sido motivo de mofa del jurado y del programa. El desarrollo de esa escena forma parte de la historia menuda de la infamia coloreada, pero sigue marcando un récord. En Tele 5, en ese programa de dudosa entidad que se llama «Tú sí que vales», se vio hace pocas semanas una actuación sobresaliente, una anciana de setenta y muchos años bailando salsa de una manera inverosímil por su despliegue físico y aeróbico con una pareja mucho más joven. Ganó la edición y está para competir en el concurso final. También ha tenido muchas visitas. Realmente impresionante.

Ahora nos colocan un spot publicitario de niños muy menudos en patines, bailando hip hop, cantando rap que anuncian una marca francesa de agua mineral como el mejor anuncio del año que termina. Es opinable. Aunque si hay una lista de barbaridades, la mejor a mi entender es lo dicho por Chuck Norris, el ídolo de Terstch, quien asegura que «si la virgen María viviese con Obama, hubiera abortado». Magnífico. El no va más. La profundidad de la reflexión es digna del obispo Munilla.